Desde siempre hemos escuchado la siguiente frase: ¡Todo está caro! Y ahora en la actualidad más por la crisis mundial por la que estamos pasando.
Es muy cierto que vivimos en una sociedad donde todos dependemos de todos, y por lo tanto, si el costo de la materia prima sube de precio, el efecto rebote hace que se eleve los precios y por consecuencia el costo de los servicios que otorga el peluquero, panadero, dentista, mecánico y veterinario entre otros, se incremente ocasionando que ¡Todo esté caro!
Hago este preámbulo del costo de la vida, pues va encaminado a comentarios que escuchamos los que nos dedicamos a la atención de las pequeñas especies, comentarios que no se hacen cuando se va al oftalmólogo, pediatra o cualquier otro especialista que cursó los mismos años de preparación y de estudio que hicimos nosotros los especialistas en perros y gatos.
También a nosotros nos ha afectado el aumento de "todo", las clínicas veterinarias ofrecen varios servicios, al haber un aumento de precios, inmediatamente el cliente nos lo hace saber, por lo que tratamos de no incrementar precios hasta donde nos es posible sostenerlos.
También en el servicio médico existe la ley de la oferta y la demanda, en nuestra región se ha incrementado de una manera excesiva las clínicas y consultorios veterinarios, desde los consultorios en cocheras de casa de colegas recién egresados que empiezan con toda la ilusión, hasta grandes consorcios veterinarios donde los dueños que no son veterinarios, obtienen buenos ingresos contratando a veterinarios con bajos salarios, sin llegar a tener jamás el trato que tanto caracteriza a nuestra profesión, la interrelación de nuestro paciente y su dueño que en la mayoría de las ocasiones se transforma en una gran amistad.
Afortunadamente también existen las clínicas veterinarias que son atendidas por verdaderos especialistas y que otorgan servicios de excelencia, por ende es importante ofrecer los servicios que otorgamos con la mayor eficacia y precios justos para poder competir y seguir en el medio.
Al abstenerse de ir al veterinario o ir demasiado tarde por factores económicos, quien lleva las consecuencias es la mascota, posteriormente el costo del tratamiento se eleva y en ocasiones es demasiado tarde. Hay clientes que en ocasiones no tienen tiempo de llevar a su mascota con regularidad al veterinario y cuando menos acuerdan, hay varios servicios pendientes y al entregar nuestro recibo de honorarios, nos dicen en son de broma: Doctor, "es como tener a otro hijo". Y en efecto, es otro miembro de la familia, que tiene y siente necesidades, se trata de un ser vivo que depende exclusivamente de sus dueños, de nadie más, si es feliz o sufre es solamente responsabilidad de sus propietarios.
Sabemos que hay prioridades en los gastos de la familia y de la casa; colegiaturas, gastos médicos, alimentación, luz, agua, etc. Las mascotas no son para todos, ni son exclusivas para los que tienen suficientes recursos económicos, ni son juguetes para niños.
Es preferible no tener mascotas si no se puede sufragar sus gastos o simplemente no se tiene el tiempo y el cariño para su atención.
Es un crimen tener mascotas en condiciones deplorables, amarradas, golpeadas o mal alimentadas, antes de hacerse de una mascota deben tener en cuenta que crecen, que tienen necesidades fisiológicas, que ocasionan gastos, que se enferman y lo más fácil para unas personas cuando ya no la quieren es echarlas a la calle o sacrificarles.
Las mascotas son tan felices con tan sólo una caricia o palabras cariñosas por parte de su amo, jamás exigen algo a cambio y siempre están dispuestas a dar la vida por su amo.
Ellas jamás guardarán un ápice de rencor, aunque su amo las haya agredido. Son seres vivos que sienten dolor, hambre, frío, miedo, alegría, todo lo que llegamos a sentir nosotros.
Las mascotas solamente dependen de sus dueños y el único dolor que le causarán a su amo, es su muerte y no por culpa de ellas.
"Cualquiera puede comprar un perro, pero no todos pueden tener el movimiento de su rabo".
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