La triquiñuela más vil, que usted pueda imaginar, la quieren cometer ocho diputadas electas por la vía plurinominal, mediante una solicitud de licencia, sin especificar causa válida alguna, aunque en realidad creo, por como las cosas se dieron, que quienes pretendieron timar a la ciudadanía, porque eso es un timo aquí y en China, fueron los integrantes de diversos partidos políticos, todos del sexo masculino, con un marcado ultraje a las disposiciones legales que rigen los procesos electorales. Me explico. Tres días después de iniciada la LXI legislatura, con absoluto desprecio a la Ley, al sentido común, al voto ciudadano y lo peor, en contra de los principios democráticos que deben regir la actuación de los partidos políticos, las legisladoras piden se les autorice retirarse. ¿Qué pasó?, que para registrar a sus candidatos a puestos de elección popular, por las vías uninominal y plurinominal, los partidos políticos están obligados a garantizar la equidad entre mujeres y hombres en la vida política del país. Para brincar por encima de la Ley, apenas iniciado el periodo legislativo, con el evidente propósito de burlar disposiciones que exigen a los partidos políticos, tanto en las candidaturas a diputados como a la de senadores, integrarlas con al menos el 40% de candidatas del sexo femenino, se encontró una fórmula perversa: la de registrar mujeres de paja como propietarias y a hombres, muy hombrecitos, escondidos como suplentes tras las faldas femeninas.
Una vez terminado el proceso electoral, el IFE se lava las manos, no obstante que a tiempo se le avisó lo que iba a suceder diciendo ahora que no puede hacer nada por corregir el desacato, que en tal caso será a la Cámara de Diputados a quien le tocará determinar cómo desempeña su ejercicio. El subterfugio no provocó otra cosa que insultar la inteligencia de la ciudadanía, ¿creyeron que nadie se daría cuenta? y en el remoto caso de que se dieran cuenta ¿a quién carajos le importaría?, si en este país las leyes se hacen para violarlas, aplicando la frase aquélla de que para las leyes, las muelles, y las palancas, para las trancas. En el pasado las cosas eran semejantes pero no llegaban al cinismo actual de nombrar suplentes a familiares o gente vinculada a los grandes medios audiovisuales. Las propietarias electas pidieron licencia el tres de diciembre, cuando apenas acababan de rendir su protesta de desempeñar el cargo con decencia.
Bien, en lejanos tiempos se decía que a las mujeres no había que tocarlas ni con el pétalo de una rosa. Aunque también las fustigaban recordando al filosofo alemán Arthur Shopenhahuer (1788-1860). En los que corren, vemos que un grupo de féminas, ellas mismas, parecen renegar del acceso a los espacios de toma de decisiones en este país, aunque había que precisar cuánto de la culpa le corresponde a la perversidad de los hombres quienes por codicia política someten a sus caprichos a su compañera, empleada, familiar o simplemente sometida a su imperio por cualquier causa, sin fijarse que con su conducta machista se rompen los moldes de una ética adecuada al desempeño que le toca a la mujer. Atentaron así contra los fines que se perseguían cuando se estableció en la Ley la diversidad de géneros. En fin, qué tan mal andaremos en esos terrenos de la equidad de sexos, que es necesario que tengamos que modificar la Ley para reconocerles a las descendientes de Eva su derecho natural a ocupar cargos en la administración pública. En la Ley actual -Art.175 del Cofipe- como ya los dijimos antes, establece que al menos 40% debe ser para aspirantes del mismo genero, ¿Por qué el 40%, por qué no el 50%, desde ahí ya empezamos mal. Si el voto favorece en elecciones libres y democráticas a las mujeres pudiera ser que la cuota fuera mayor ¿y qué? Si se les fija un límite, de entrada estamos reconociendo que en las mujeres existe una capitis diminutio.
