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Las palabras tienen la palabra

JUAN RECAREDO

Los infantes son arrapiezos y gurruminos

La expresión esa del chamaco que todos llevamos dentro me impresiona mucho, porque ya ve usted lo que significa ser niño en este mundo tan revoltoso en el que vivimos actualmente. Retomando el tema que traíamos de los infantes, recordemos que se les dice así (infantes) a los chamacos porque cuando empieza la vida, la persona no sabe hablar y la palabra infante viene del latín in fare que quiere decir eso precisamente: no hablar.

Infante, como usted lo sabe muy bien, también es apellido. Los infantes son los niños y niño es una de las palabras que más sinónimos tiene en nuestro idioma: Un niño es un nene, un rorro o simplemente un pequeño. Para nuestros antepasados meshicas un niño era un izcuintli que venía siendo un perrito y con el tiempo se convirtió en escuincle, pero también chamaco es de la misma procedencia. Su forma original en náhuatl es chamahuac.

Nosotros por acá en Monterrey, -mi patria chica, que por cierto ya está muy grande- al niño le decimos huerco, palabra que se deriva de horcus que es originalmente un demonio, a la manera en que en otras partes a los niños se les califica de diablillos.

Por estos rumbos del territorio nacional también usamos mucho el vocablo criatura que es muy cercano al crío de los españoles. Permítame señalarle nada más que, en este caso, me estoy refiriendo a una criatura, el ser que está en la etapa de la crianza, es decir, que necesita ayuda para criarse. No confundir con creatura que, con todo y que tiene la misma raíz, se refiere a un personaje diferente. Hay quien en el nombre acusa a los niños de antihigiénicos, diciéndoles mocosos o les dice rapaces que es una manera más o menos elegante de decirles raterillos.

ESCRÍBALE A DON JUAN RECAREDO:

Escriba a mi correo electrónico y plantee las dudas que tenga acerca de los usos del lenguaje. Con todo gusto trataré de aclararlas. La dirección de correo electrónico es donjuanrecaredo@gmail.com

PREGUNTA DEL PÚBLICO.-

Yo soy poetisa -dice orgullosa la Profa. Amalia Medina, de Oaxaca- pero ahora me dice una amiga que ya no se debe decir poetisa, que la palabra poeta es lo correcto para hombre y mujer. ¿Qué me aconseja?

RESPUESTA

En primer lugar le aconsejo que siga haciendo sus poesías porque eso es lo más importante. Con respecto al vocablo hay mucha polémica pero si queremos hacerle caso a los maestros de la Real Academia Española tendremos que seguir diciendo poetisa.

Para irme, le dejo estas dos definiciones con una evocación: El amor es la física. El matrimonio es la química. ¡Con razón! ¡A mí siempre me reprobaron en esas dos materias! ¿Cómo dijo?

¡LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA!

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