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LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA

JUAN RECAREDO

¡Tiempo! ¡tiempo! ¡tiempo!...

Tiempo es lo que queremos tener... Tiempo para amar, tiempo para vivir... para hacer todas las cosas que siempre hemos querido hacer y no hemos podido, todo por la escasez de ese maldito y precioso tiempo... el tiempo que queremos para disfrutar más nuestro paso por la vida...

¡Cuántas implicaciones tiene la palabra tiempo! ¡Cuántos ruegos, cuántas esperanzas, cuántos castillos de arena se construyen y se derrumban al amparo de esta palabra mágica: tiempo!

¡Cuántos conceptos atesora este vocablo! ¡Cuántos significados tiene y cuántos sentidos podemos darle a nuestra vida, en función de la palabra tiempo! ¡No tengo tiempo! ¡Hace mucho tiempo! ¡Cómo se pasa el tiempo! y ¡Uuy, aquellos tiempos!

Amanece y lo primero que queremos saber es cómo está el tiempo y buscamos en la televisión el pronóstico del tiempo para preparar el día y poder decirle al sol, con propiedad ¡qué linda está la mañana en que vengo a saludarte! Pero antes tenemos qué saber si el sol va a estar ahí, si va a haber lluvia o frío o calor. Si va a haber buen o mal tiempo... o yo diría, si va a haber tiempo bueno o tiempo mejor.

Yo admiro a esa gente que tiene la sabia virtud de pronosticar el tiempo. El tiempo meteorológico que es el que indica las condiciones atmosféricas y que es muy diferente del tiempo cronológico, el del reloj y el calendario que se confabulan para andarnos apurando todo el tiempo, indicando indiscretamente la edad o duración de las cosas, la edad de los seres, de lo que existe y también de lo que no existe en este mundo, porque también la eternidad es un factor de tiempo, tiempo infinito, pero al fin, tiempo.

El tiempo es temperatura, el calor, la calentura del tiempo, la base de todos los procesos biológicos, el que hace que la flor abra y el fruto madure.

El tiempo es tempestad, los elementos desatados que nos hacen sentir la presencia de un Ser Supremo y de nuestra grandísima pequeñez de seres humanos, perdidos en el tiempo.

El tiempo es temporal que nos recuerda nuestra condición de seres mortales, nuestro efímero paso por el mundo.

El tiempo es intemperie, es temporada e intemperancia, es el clavecín de Bach bien temperado que es lo mismo que decir bien templado.

El tiempo es ritmo, es tiempo y contratiempo y como ya me queda poco tiempo para este comentario, a usted lector ya no le quito el tiempo, agradezco su atención y pongo en práctica la sabia virtud de desatarse a tiempo. Lo sentimos: su tiempo ha terminado.

Escriba a mi correo electrónico y plantee las dudas que tenga acerca de los usos del lenguaje. Con todo gusto trataré de aclararlas. La dirección de correo electrónico esdonjuanrecaredo@gmail.com

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Con referencia a una respuesta que di aquí recientemente, Luis Felipe Rodríguez de Torreón amablemente me aclara que los osos hibernan y no inviernan.

Invernar es simplemente pasar el invierno y eso lo hacen los osos como cualquier otro ser. Algunos mamíferos como los osos también hibernan. Hibernar es pasar el invierno en un largo sueño donde se disminuyen los procesos vitales para ahorrar energía.

Cuando me quejo del dolor en la rodilla me dicen que es el tiempo... ¡El tiempo que he vivido! ¿Cómo dijo? ¡LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA!

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