EL CHAPOPOTE, EL CHAPULÍN Y EL CHICHICUILOTE
Nosotros en México, tenemos un idioma maravilloso: el español mexicano. Un idioma que tiene su propia historia, su propio léxico y que sabe cantar a través de todos esos vocablos náhuatl que son como música al pronunciarlos: Itacate, chapopote, chapulín, chichicuilote, tecolote.
Sólo nosotros podemos cantarle su nombre al citlaltépetl, el cerro de la estrella, al Popocatépetl, montaña que humea y al Iztaccíhuatl, mujer blanca, (de Iztac =blanco y cíhuatl = mujer) que hemos dado en interpretar como mujer dormida, pero que de acuerdo a nuestras lenguas aborígenes es una mujer reclinada y vestida de blanco, esperando por siglos a que el guerrero valiente que es el Popo, venga a conquistarla cada día.
Una mujer blanca que a través de los siglos se ha quedado dormida, lo cual tendría que parecernos de lo más natural
Chachalaca, metate, matatena, malacate y mecate
Hay regiones de nuestro país donde se dice que la forma correcta de estos nombres es sin la E final. Ellos dicen atol y pinol que son como tamal, comal y nopal. Para las nuevas generaciones habría qué aclarar que el pinol o pinole es harina de maiz tostado que, mezclado con piloncillo sabe ¡riquísimo!
Usted dígalo como quiera, pero dígalo, porque me temo que hay algunos vocablos que se están perdiendo por falta de uso y por la invasión constante de tantos idiomas extranjeros.
La matatena
Luego está el chicle ¿Cómo que goma de mascar? Eso déjeselo a Don Venancio el de la tienda. Para nosotros es chicle o más auténticamente sictli. Un producto que le regalamos al mundo y que, antes de hacerse como ahora por medios totalmente artificiales, se extraía del chicozapote, que es precisamente el árbol del chicle.
Un chhilpayate para nosotros es un chamaco y para los capitalinos un escuincle. Originalmente chilpayate es un gusanillo y excuincle era izcuintli, un perrito.
Esos son algunos vocablos náhuatl con los que adornamos nuestro hablar cotidiano.
Escríbale a Don Juan Recaredo: La dirección de su correo electrónico es donjuanrecaredo@gmail.com
PREGUNTA DEL PÚBLICO:
Porfirio Gutiérrez Gómez. En los bautizos, los niños y algunos adultos le piden al padrino que lance "el bolo". Yo digo que la frase correcta sería "lanzar el óbolo" porque pienso que la palabra viene de la moneda griega obulus. ¿Estoy en lo correcto?
RESPUESTA:
Las palabras "bolo" y óbolo" independientemente de sus raíces tienen significados muy diferentes. Uno de los significados de "bolo" son esas monedas que arroja el padrino en un bautizo. El "óbolo" es una limosna o donativo que se da en circunstancias muy diferentes.
Frase medio filosófica para terminar: Cuando se tiene dinero siempre se piensa en él. Cuando no se tiene, con más razón. ¿Cómo dijo?
¡LAS PALABRAS
TIENEN LA PALABRA!