El lenguaje, ese maravilloso recurso de la comunicación que tenemos nosotros, los seres humanos, lo tienen también los animalitos que conviven con nosotros en este sufrido planeta.
En el caso de ellos, a simple vista puede parecernos que sus recursos lingüísticos son sumamente limitados, porque pensamos que el léxico del perro se concreta a decir GUAU y ya dependiendo del matiz que el perrito le dé a su "palabra" podemos saber si está enojado o contento.
Sin embargo, yo le juro que he visto a mi perrita reír
O sea que el ladrido del perro es el elemento básico de su lenguaje, como el relincho es el del caballo, el balido de la oveja y el rebuzno del burro.
¿Usted ha visto a un gato miar? No se asuste, no estoy siendo procaz con mi lenguaje. Miar es maullar y también en algunas latitudes a esa voz gatuna le llaman miagar.
Todas estas voces animalísticas son viejas conocidas nuestras. Hay otras que no lo son tanto como lo que hace la pantera para expresarse que es himplar o el crascitar que es como se conoce específicamente a la acción de graznar cuando la realiza el cuervo.
Ese goooordo-gordo-gordo-gordo con el que el guajolote nos recuerda que hay que ponerse a dieta, científicamente se llama glugutear mientras que charlear se le llama también al croar de las ranas.
La gallina cacarea y el gallo canta y según dice el refrán machista, no debe ser al revés porque "Pobre de la casa en la que la gallina canta y el gallo cacarea" o sea, en la que la mujer hace lo que debe hacer el hombre y viceversa.
Además, la gallina cuando está empollando, ya no cacarea sino que cloquea
Al currucucú de la paloma se le llama arrullo, porque realmente te provoca las ganas de dormir plácidamente a menos que lo que estés escuchando sea a Lola Beltrán cantando el Cucurrucucú Paloma, que a ritmo de huapango compuso Tomás Méndez.
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Nena Valencia de la Colonia del Valle en el D.F. nos dice que está francamente traumada porque se les llama azulejos a esos mosaicos que tiene ella en el baño y dice "Pues cómo que azulejos, si son blancos. En todo caso deberían de ser blanquejos ¿no?, pregunta Doña Nena al borde de la histeria.
El nombre es correcto porque la palabra azulejo no proviene de azul. Su origen es árabe. Viene de al zulacchia que significa el ladrillo.
Frase realista para terminar: Cuando me siento a pensar, lo único que logro es sentarme ¿Cómo dijo? ¡LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA!