Los mexicanos en general estamos contentos con lo que nos ha dado la naturaleza, el paisaje, las costas, la abundancia de nuestro suelo, etc. y ahora permítame señalar especialmente algo que también es para nosotros una herencia magnífica: me refiero a nuestras lenguas aborígenes.
Actualmente tenemos un idioma maravilloso, el español mexicano, con su propia historia y su propio léxico, con todos sus vocablos náhuatl (o nahoas) que le cantan su nombre al Popocatépetl y al Iztaccíhuatl.
Déjeme aprovechar la ocasión para recordarle que el nombre del Iztaccíhuatl no se refiere a una "mujer dormida" sino a una mujer de sal o mujer blanca... Iztac en náhuatl se refiere al color de la sal, es decir al color blanco y cíhuatl significa mujer así que aunque la tradición la señale como mujer dormida, la traducción exacta es ésta que le digo: mujer blanca. Ahora, que después de tanto estar ahí se haya quedado dormida, eso a cualquiera le pasa.
El náhuatl, la madre de nuestras lenguas aborígenes es como una canción eterna
Atole, tamal, comal, nopal, pinole
El metate y el molcajete, conceptos primitivos muy nuestros que nunca podrán ser desplazados totalmente por la licuadora para hacer una salsita picosita y deliciosa que enaltezca el sabor de cualquier taco de carnita o de frijol.
El mecate, esa soga hecha con fibra de ixtle (otro nombre nahoa) y que da pie a que exista el mecapalero, folclórico cargador de bultos pesados, que se llama así por su inseparable mécatl, el mecate, instrumento básico para su trabajo.
El chicle
Un chilpayate, para nosotros es un niño chiquito, un chamaco es un niño algo más grande y para la gente del centro del país un niño en general es un escuincle. Pues chamaco, chilpayate y escuincle son vocablos nahoas que significan niño, pero se usan en sentido figurado: el chamaco es un elote tierno, el chilpayate es un gusanillo rojo y el escuincle o itzcuintli originalmente era una especie de perrito.
Estos nombres se usaban con la ternura, el cariño y el respeto que tenían nuestros antepasados por sus niños.
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PREGUNTA DEL PÚBLICO: Francisco Velázquez. Me parece que su columna es la única que no habla de noticias malas, sino de "palabras" positivas, lo felicito por su columna y gracias por aportarnos sus conocimientos tan agradablemente.
RESPUESTA: Gracias por sus conceptos.
Frase precautoria para terminar. Diplomacia es saber decir ¡qué bonito perrito! Mientras encuentras una piedra... ¿Cómo dijo? ¡LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA!