LAS ETIMOLOGÍAS SON HISTORIA
Siga mi consejo. Consígase un diccionario etimológico, téngalo siempre "a la mano" y en los ratos en que sienta sobrevenir el aburrimiento y un bostezo de león cansado esté a punto de dibujarse grotescamente en su cara, ábralo -el diccionario- y póngase a escudriñar el origen de las palabras. Pronto verá que es tan entretenida -la historia- que no querrá soltarlo -el diccionario-, para nada.
Conocer las etimologías, o sea, las raíces de las palabras, saber cómo se formaron y cuál es el sentido implícito que llevan, es interesante, divertido y además formativo. Ahora sí que se cumplirá aquella vieja propuesta que siempre fue más falsa que una mujer mancornadora: la de que "educamos divirtiendo..." porque muchas instituciones lo pregonaban, pero o se educaba o se divertía, pero nunca se cumplía plenamente con lo propuesto.
Tome usted por ejemplo la palabra "pabellón" y piense en su relación con la bandera. La bandera es el pabellón nacional porque un pabellón es un lienzo que se emplea como emblema y eso es precisamente una bandera. Pero en su origen, pabellón es una tienda de campaña grande o adornada y de hecho el vocablo pabellón se sigue utilizando para nombrar a un espacio acondicionado para un uso determinado.
Encontrará luego que "pabellón" viene del francés antiguo paveillon y ésta del latín papilion que nos lleva a una palabra francesa muy conocida por nosotros que es papillón, la cual significa mariposa.
¿Cómo podía establecer la relación entre un pabellón y una mariposa? Aparentemente son dos vocablos que idiomáticamente están muy alejados entre sí, más ya vemos que no es así, porque la tienda de campaña se llama pabellón precisamente porque semeja a una enorme mariposa con las alas desplegadas. Entonces la relación no fue casual. Hubo un camino para llegar desde el pabellón hasta la mariposa.
Hurgando en el diccionario etimológico se va a encontrar muchos casos así, unos más complicados que otros, pero siempre interesantes.
¿Cuál es la raíz de la palabra tulipán? Tome usted una de estas flores y examínela. ¿De qué tiene forma? No sé, dirá usted, no le hallo. Fíjese bien. Vea como sus pétalos parecen envolverla, como una especie de turbante.
Pues sí. Esa fue la analogía que hicieron quienes le pusieron ese nombre. Si tenemos una flor que tiene la forma de un turbante, pues ese nombre le pondremos. Tulbend, en turco es turbante y de ahí nace "tulipán".
¿Otra palabra? Sabrá usted que lo dactilar es aquello que se relaciona con el dedo. Y es que daktylos en griego quiere decir "dedo", mientras que en latín dactylus quiere decir dátil. Lo que sucede es que es lo mismo dátil y dedo... Un dátil tiene la forma de un dedo y por eso se le puso ese nombre. Así de fácil.
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PREGUNTA DEL PÚBLICO: Conozco una persona que escribe artículos interesantes. En el último que escribió menciona varias veces "lapso de tiempo" ¿Puede haber lapsos de otro tipo? Jesús Cruz Cisneros.
RESPUESTA: Hasta hace poco, la expresión "lapso de tiempo" se consideraba un pleonasmo porque el lapso se supone que siempre es de tiempo. Ahora la Academia de la Lengua acepta lapsos que no son de tiempo, por lo tanto la expresión "lapso de tiempo" se considera correcta.
Caso frecuente para terminar: La señora se cansó de que su marido le pusiera el cuerno. Entonces se puso en "huelga de hombre", ¿Cómo dijo? ¡LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA!