Cultura Cultura columnas editorial

LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA

JUAN RECAREDO

Una vez, alguien me discutía que la buenaventura era una palabra pleonásmica o redundante porque si la ventura es lo bueno que nos pasa, entonces no tiene caso ponerle el calificativo.

Habría que aclarar que la ventura no es necesariamente lo bueno que nos pasa. La ventura es como la suerte. Si no la calificamos, damos por hecho que nos estamos refiriendo a algo bueno: ¡Qué suerte, ya se fue mi suegra! ¿Por ventura, viven tus padres?

En cambio, no siempre pero sí por lo general, cuando me refiero a la mala suerte o a la mala ventura, aclaro de cuál se trata. Hay otros casos similares que prejuzgamos equivocadamente como la fortuna y el éxito.

Por eso son tan útiles las etimologías, es decir, las raíces de las palabras, porque abren la posibilidad de ubicar en dónde está el error y por qué lo cometemos.

Veamos por ejemplo la palabra ventura. La palabra ventura da la impresión de referirse a algo bueno porque parece proceder de "bien" o de "bueno" pero no es así. Venturus, que es su raíz latina, significa lo que viene, lo venidero, lo que está por suceder.

Ven, muchacho, -te dice la gitana- te voy a decir tu buenaventura. Así dice, pero si no le pagas bien es probable que en venganza te pronostique una ventura más mala que buena. Eso hace la muy desventurada.

La suerte es la casualidad, el azar, lo que se da sin haber sido previsto y eso puede ser bueno o malo, más o menos lo mismo que es la fortuna, que es el destino, la casualidad misma y que no tiene que ser bueno necesariamente.

El éxito es la salida, -eso explica que en inglés la salida sea "exit"- y puedes salir bien o mal de un negocio o de un trabajo o de cualquier cosa que hayas emprendido. Por eso usted no se ría cuando alguien diga que tuvo buen éxito en una acción, porque también pudo tener mal éxito.

Del mismo origen que ventura es la aventura. Etimológicamente, o sea, de acuerdo con sus raíces, ventura y aventura significan lo mismo. Sin embargo, por el significado que le ha dado el uso, la aventura implica un poco más de riesgo o imprevisión. Por eso "irse a la aventura" es irse sin haber preparado lo necesario y lo "aventurado" es algo riesgoso o peligroso.

La bienaventuranza es la beatitud. Es el derecho a disfrutar el cielo, de acuerdo con las creencias cristianas. Los bienaventurados, según la Biblia, son los dichosos y los dichosos son los que tienen dicha y la dicha es la palabra que se ha dicho o se ha predicho ¿en dónde? Pues en la Biblia. Y ahí se cierra el círculo, para aquéllos que adoptan la filosofía cristiana.

Escríbale a Don Juan Recaredo: La dirección de su correo electrónico es donjuanrecaredo@gmail.com

He leído en el periódico que se solicita personal para venta por cambaceo. Tengo entendido que esto se refiere a ventas de casa en casa, pero quisiera saber por qué se le dice así, de dónde proviene esa expresión? Normita Enríquez.

La expresión VENTA POR CAMBACEO no tiene un origen muy claro. Una versión dice que viene desde la época en que se vendía en aquellos carretones cubiertos de lona que usaban los primeros colonizadores y que la palabra viene de CANVAS que es la lona.

Para terminar, una frase de Jaume Perich (mucho gusto, Jaume). ¡Qué desagradable resulta caerle bien a la gente que te cae mal! ¿Cómo dijo? ¡LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA!

Leer más de Cultura

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Cultura

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 481402

elsiglo.mx