La gráfica de riesgos elaborada por la Secretaría de Seguridad Pública, que apareció ayer en los principales periódicos del país, pone a temblar al más templado. Así de buenas a primeras aparecen coloreados en rojo los 353 municipios con problemas de inseguridad.
El fin que se persigue es el que los ciudadanos estén enterados de los distritos electorales con mayor índice de violencia.
Se trata que detecten las regiones consideradas como de riesgo para el desarrollo del proceso electoral, y ya enteradas, tomando las precauciones pertinentes, la gente vote sin miedo ni presiones el próximo 5 de julio.
El Instituto Federal Electoral, por su parte, señala a 92 municipios con problemas de inseguridad política.
Si usted observó más que tranquilidad, el asunto así abordado, lo que produce es alarma e inquietud. Sobretodo el mapa en el que aparecen los municipios de mayor riesgo.
Las dependencias que conocen de estos asuntos consideran que es insuficiente el diagnóstico del IFE, requiriéndose que ese organismo firme convenios de colaboración con otras agencias del Estado, para mayor exactitud; se manifiesta que existe incluso metodología internacional, para estos casos de medición de toda suerte de contingencias. El diagnóstico fue realizado con las observaciones de los funcionarios de cada demarcación electoral.
Hasta ahora se sabe de problemas que inciden en la instalación de casillas e inhiben la labor de los capacitadores electorales. Hay una diferencia notable entre los dos mapas, coincidiendo sólo en 52 municipios el de la SSP con los anotados por el IFE. Se espera que el Gobierno Federal participe dando garantías para que la ciudadanía acuda a las urnas.
Es tal la preocupación por la suerte que espera a la celebración de comicios que se considera que el instituto electoral deberá entrar lo más pronto posible en contacto con las instancias del Estado encargadas de la seguridad pública.
Lo que todos se preguntan es si los problemas que aquejan a la comunidad ¿permitirán que se efectúen elecciones pacíficas?, ¿si el Gobierno podrá garantizar a los ciudadanos que nada impedirá acudan a las urnas a depositar su voto?, la presencia de fuerzas de seguridad ¿será suficiente para que el ciudadano común decida salir a votar?, ¿qué otra garantía podrá darse que permita acudir el día de la elección a las casillas?, son preguntas que se hacen los presuntos electores ante el temor de que los chicos malos hagan de las suyas.
Unas elecciones entre bayonetas no produciría el sosiego que se requiere para estos casos y ¿sin ellas?, pues peor.
Las estrategias que preparan las autoridades electorales ¿serán las adecuadas que se requieren para tranquilizar a la ciudadanía?, esperemos que sí.
Aunque a lo mejor somos tachados de catastrofistas y no va a suceder ningún evento indeseable.
Aunque si así fuera, publicar el mapa del país en rojo lo único que provoca es temor.
Esperemos confiados en que la estrategia de las autoridades electorales produzca los resultados requeridos.
Nada ni nadie debe detener el espíritu democrático que campea en la República. Habrá que esperar que se tomen las medidas atinadas.
Lo que creo es que, sin necesidad de recorrer los caminos donde se encuentran las comunidades, el IFE se quedó corto. La situación, tal como la pinta la SSP, creo, es la más cercana a la realidad. Lo que se haga de aquí a que lleguen los comicios, 5 de julio, es de vital importancia.
Ojalá lo entiendan así quienes son responsables de que las cosas tomen un rumbo apacible; a menos que quieran casillas vacías.
La Arquidiócesis de México, apunta en su editorial del semanario Desde la Fe, que el país vive un devastador panorama de inseguridad.
En esas condiciones el IFE debería meditar la conveniencia para proteger a los que vayan a las urnas, que quizá valdría la pena, por aquello que dijo Zaratustra,(¿660-583? a. de J. C.), crear brigadas que lleven cada ánfora al hogar de cada votante.
