Le apuestan a todo lo mexicano
MÉXICO, DF.- Orgulloso de las raíces de su país, Óscar Eduardo Larios Nava decidió plasmar las tradiciones nacionales en cojines, joyería y llaveros, entre otros artículos muy mexicanos, con la ambición de llevarlos a Estados Unidos y Europa.
En lo que inició hace un año como una inquietud por hacer algo para la decoración, este emprendedor retomó las imágenes representativas de la cultura mexicana bajo el nombre de Fashiol, con cuatro temáticas básicas: Virgen de Guadalupe, Árbol de la Vida, Huichol y Talavera.
El diseñador y director general de la marca dijo que en 2008 por mes llegaron a tener pedidos desde dos cojines hasta 200, que fue el caso del modelo de la Virgen de Guadalupe, que cuesta 350 pesos el juego.
"Por ejemplo, en el caso de los dos centenares, fue una venta aproximada de 70 mil pesos con un tiempo de respuesta de cinco a 10 días, pero tenemos una capacidad de producción máxima de 500 cojines".
Añadió que en el primer cuatrimestre de 2009 el interés existe, pero el poder adquisitivo del consumidor no es el óptimo y la demanda ha caído dramáticamente.
"Nuestra producción está parada y tenemos que buscar alternativas, porque las ventas han bajado 40%, antes teníamos pedidos continuos de 200 cojines, ahora subsistimos con ventas en museos", señaló.
Para entrar al mercado de museos, al igual que en centros comerciales, se lleva un muestrario con la lista de precios, ellos deciden qué les gusta, se hace un contrato de consignación y se establecen puntos como cuando nos van a pagar, tiempos de entrega, entre otros particulares, detalló Larios Nava.
Está en pláticas para entrar a centros comerciales, aunque esto no está realizando muchas compras, sin embargo, sus creaciones han sido bien recibidas, pero por lo pronto se mantiene en tiendas de museos como el de San Ildefonso, Nacional de Arte (Munal) y Amparo (en la ciudad de Puebla), entre otros.
Al ser todos sus insumos nacionales, dependiendo de los pedidos, compra los rollos de tela de 28 metros de longitud cada uno y que rinde para 200 cojines, aproximadamente.
"Queremos llevar nuestro producto a Canadá, Estados Unidos y algunos países europeos e ir a la feria de Milán, además de invertir en la máquina de impresión que cuesta 80 mil pesos más la plancha de 20 mil pesos, pero con eso nos ahorraríamos cerca de 80%", señaló.
En México, la mayoría de sus consumidores son extranjeros, pero trata de crear conciencia entre los connacionales, porque muchos dicen que son bonitos sus productos, pero no los compran porque lo desmeritan y lo tachan de "naco".
"Veo que despreciamos nuestros orígenes y los extranjeros la valoran en demasía, y como la tendencia es regresar a lo natural partiendo por los alimentos, por qué no hacer que nuestro pasado y creencias vuelvan a nuestra vida cotidiana".
Quiso innovar acercando la cultura a los niños y diseñó unos muñecos prehispánicos Nahuito, Frida, Maya, Xoloescuintle y Huitzilopotchtli, que asegura han gustado mucho, porque son diferentes a lo que se ve en el mercado.
"Hemos tratado de diversificar los productos, en joyería hacemos todo de semillas como maíz, ojos de venado, cacao, café, colorines; bolas para masaje hechas de cuarzo y tenemos cuatro diseños para las corbatas".
En cuanto a los cojines, todos son impresos en satín, algunos tienen aplicaciones de listones, mecates o chaquira, y aunque usa colores muy vivos como el rosa fluorescente, trata de no cargar tanto los cojines y las corbatas, de estás últimas los mayores compradores son jóvenes de 20 a 30 años de edad.
RITUAL DEL EMPRENDEDOR
Ser una pyme no es sencillo, y menos si el producto lleva una connotación cultural, lo cual complica su comercialización entre los mexicanos y para salir adelante hay que tocar muchas puertas.
Relató Óscar Eduardo que fueron 15 mil pesos de inversión familiar; su papá le ayudó con el capital y su mamá María Concepción Nava León con la costura.
"Cuando inicié me di cuenta de que era muy difícil, hay mucho que hacer, pero cuando se quiere hacer algo hay que seguir cumpliendo con los requerimientos y medios que se tienen, quizá no somos la gran industria y lo que todos soñamos como microempresarios, pero de algún modo se tiene que empezar".
Dónde vender, cómo hacer el contacto, qué materiales comprar y cómo adquirirlos, dónde hacer la impresión, cómo debe ser el empacado o el envío además problemas legales, permisos, exportación es a lo que se enfrenta a diario.
"Consideran nuestro producto demasiado moderno y eso es una complicación más, en los lugares donde vamos quieren artesanías como tal y son muy conservadores, también la gente ve raro tener algo muy mexicano en casa porque estamos acostumbrados a otro tipo de decoraciones en salas y recámaras".
"Fuimos a tocar mil puertas, ver si podíamos vender con cada uno de ellos, muchas citas, papeleo. Se invierte mucho tiempo y esfuerzo en esta etapa, sumado a comentarios de compañeros y amigos que me decían que no iba a pasar nada, mejor busca trabajo en lugar de emprender porque hay muchas transas y sí ha sido difícil, pero vamos avanzando".
Tenía razón, pues al iniciar y con la ilusión de dar a conocer lo que hacía y vender se actúa de buena fe, de la que otros se aprovechan.
"Hay gente que abusa de eso; por ejemplo, dimos una fuerte cantidad de cojines confiando en el comprador y hasta la fecha no nos ha pagado, pero como no existe un papel firmado ni nada, pues seguimos esperando".
Por el momento Óscar Eduardo Larios Nava, diseñador gráfico egresado de la UNAM, sigue firme en posicionar su marca inspirando una nueva colección en el arte prehispánico, grecas, pirámides, rescatar todos los motivos históricos que han sido descuidados, entre otros.
Un tip
⇒ Para entrar al mercado de museos y centros comerciales, se lleva un muestrario y ellos deciden qué les gusta, se hace un contrato de consignación y se definen los puntos que se deben tratar.