Sentencia. La Justicia francesa condenó ayer a 8 años de cárcel a Véronique Courjault, la mujer francesa que mató a tres de sus hijos al poco de nacer y que congeló después los cadáveres de dos de ellos en el frigorífico del domicilio familiar. En la imagen junto a su esposo Jean Louis Courjault. ARCHIVO
PARÍS, FRANCIA.- Entre 1999 y 2003 tuvo tres embarazos sin visitar a ningún ginecólogo. Así, en un ambiente de clandestinidad, nacieron sus tres bebés, a dos de ellos asesinó y luego mantuvo congelados en un refrigerador. La madre: Véronique Courjault, una mujer francesa de 41 años cuya historia revivieron los medios esta semana fue sentenciada ayer por un jurado integrado en su mayoría por hombres, quienes la condenaban a 8 años de prisión. Para su defensa, esta mujer a quien la prisión la aleja de sus dos hijos adolescentes, si bien cometió tres crímenes, no es un monstruo.
Un día antes del veredicto final dictado ayer por la Corte de Indre-et-Loire, un departamento francés localizado en el Centro del país, esta ex estudiante de Sociología se encontraba en la sala de audiencias vestida con una blusa a cuadros azul marino y blanco, tenía el cabello recogido con una cola de caballo y su rostro contrariado se mantenía atento durante los argumentos orales de sus tres abogados. Ellos, con la voz quebrada y conmovidos, habían pedido "una pena de esperanza y no de desesperanza", frente a la posibilidad de una pena de 10 años o la cadena perpetua.
Desde el verano de 2006, el caso de los bebés congelados era revisado por el Procurador de la República de Tours, una ciudad enclavada dentro del departamento de Indre-et- Loire, y la historia de Courjault era contada por los medios. Entonces, esta mujer vivía con su marido Jean-Louis Courjault, un ingeniero que en esa época trabajaba para una empresa americana en Seúl, en Corea del Sur, y con quien ya tenía dos hijos, ahora adolescentes. Su pareja decía desconocer que su esposa resguardaba los bebés congelados en un refrigerador.
Y era precisamente Jean-Louis quien el 23 de julio de 2006 descubría dos bebés en el congelador del refrigerador de su casa en Seúl. Los análisis de ADN confirmaban que se trataba de sus hijos. Véronique reconocía esos dos infanticidios. Y a ellos se sumaba la muerte de otro bebé ocurrida en el verano de 1999 en Charente-Maritime. Desde el 12 de octubre de ese año, esta madre se encontraba encarcelada en Orleans. Su marido escapaba al delito de complicidad en estos infanticidios gracias a que su mujer aseguraba que él no conocía sus embarazos.
Así estos asesinatos cometidos en el país asiático no escapaban a la hipótesis de un caso de negación de embarazo, una patología estudiada por la psiquiatría francesa y en la que la mujer no se reconoce embarazada psicológicamente. Pero para la justicia, ella habría sido consciente de los síntomas de su embarazo, y habría decidido la suerte de sus hijos matándolos y desapareciéndolos. El tema había dividido a los expertos. Los argumentos de perturbaciones de la personalidad emergían.
Confusión, enigmas, secretos, habían rodeado este tema de la justicia francesa que ayer llegaba a su fin después de varios días de audiencias luego que su proceso se reabría el pasado 9 de junio. Los padres de esta mujer, la señalaban como una buena estudiante, su marido la apoyaba en todo momento y sus dos hijos adolescentes eran mantenidos alejados de los medios, pero estarían afectados por la situación que vivía su familia.
