Lucinda, hija de Gerardo Lozano, esparció parte de las cenizas de su padre en las instalaciones del Autódromo Torreón. Otra parte la esparcieron en la pista los dragsters de Raúl Lozano y Víctor Cuevas. (Fotografías de Jesús Galindo López)
Joel Flores Maltos
Emotivo adiós ofreció ayer la familia del automovilismo deportivo a Gerardo Lozano Martínez, piloto que fue uno de los pioneros del cuarto de milla en la Comarca Lagunera, primero como competidor y después reconocido como un exitoso organizador de carreras en el Autódromo Torreón, donde quedará para siempre, al ser esparcidas parte de sus cenizas.
La jornada inició con una misa en la iglesia del Sagrado Corazón de María de la colonia Torreón Jardín, donde sus cenizas fueron acompañadas por su familia y amigos personales, además de una gran cantidad de pilotos de la vieja y nueva guardia que acudieron con sus autos, los cuales fueron colocados en la avenida Mayrán, llegando la fila hasta la calzada Matías Román.
Tras la misa, parte de sus cenizas fueron depositadas en una cripta de la citada iglesia. De ahí salió el contingente rumbo al Autódromo Torreón, recorriendo primero la avenida Mayrán, el bulevar Revolución, la carretera a Mieleras, para enfilarse posteriormente al interior del inmueble, donde ya esperaba una buena cantidad de amigos.
Como en un domingo de carreras, los autos fueron colocándose a ambos costados de la pista, quedando al frente el dragster de Raúl Lozano, que esta vez lucía el nombre de "El Correcaminos'', nombre que llevara uno de los autos que en otro tiempo condujera Gerardo Lozano y a bordo del cual consiguiera tantos triunfos en las diferentes pistas del país. A su lado quedó el dragster de Víctor Cuevas "El Cuervo''.
La primera muestra de reconocimiento en este escenario se dio cuando alrededor de 40 pilotos encendieron el motor de sus unidades de carreras y rompieron el silencio con sus potentes motores, mismos que mantuvieron acelerados por espacio de un minuto.
Posteriormente tomó la palabra Óscar Rodríguez, piloto y ex organizador de otro de los seriales de arrancones laguneros, quien reconoció la buena escuela que dejó este decano del cuarto de milla en La Laguna, al encaminar a muchos jóvenes en este deporte e influir positivamente en quienes han decidido seguir sus pasos como organizadores.
Por su parte, Víctor Cuevas dio lectura a la Oración del Piloto, mientras el señor Fermín Ramírez, piloto contemporáneo y amigo personal de Gerardo Lozano, leyó un mensaje de despedida a quien fuera además su compadre.
Acto seguido, las notas del mariachi inundaron la pista y se dejaron escuchar canciones como El Rey y A mi manera. Mientras se cantaban Las Golondrinas desde la parte alta de la torre de control, Lucinda Lozano, hija del extinto piloto, esparció parte de las cenizas de su padre, además de agradecer a los presentes las muestras de cariño hacia su papá y de solidaridad con toda la familia.
Así se dio la salida simbólica a los dragsters, que en sus alerones llevaban otra parte de las cenizas del piloto y empresario, que fueron dejando a lo largo de toda la pista.
Detrás de ellos se dio la salida a alrededor de 40 pilotos, amigos y familiares, que en sus autos de competencia dieron el último adiós a quien es considerado por sus contemporáneos como un soñador, quien hace décadas anhelaba que el cuarto de milla contara con un espacio propio y no descansó hasta lograr su objetivo, dejando así un legado que hoy en día es reconocido por los pilotos laguneros de las distintas generaciones.
40
Autos
De competencia y sus respectivos pilotos recorrieron la pista del Autódromo Torreón para despedir a Gerardo Lozano, decano del cuarto de milla en La Laguna.
