Se acaba el verano y el panorama local no mejora, ya ni hablar del nacional. Las noticias diarias compiten en violencia y pesimismo, el futuro próximo se ve desolador y preocupante. La crisis de inseguridad sigue rampante, y el deterioro de nuestra ciudad es evidente: locales comerciales con el letrero de "se renta" abundan por diversos rumbos de la ciudad, pujantes y prósperos en otros tiempos. Espacios dedicados al descanso, al paseo y esparcimiento de la sociedad lagunera están bajo la amenaza inminente de ser clausurados: museos, parques, escuelas de música, los niños de la banda Salvador Jalife pierden becas y apoyos, así como otros muchos organismos de beneficiencia; la misma Camerata de Coahuila, conocida a nivel nacional y hasta internacional por su calidad artística, peligra.
Estamos viviendo tiempos difíciles y tal parece que en lugar de irlos superando, cada día se ve peor que el anterior. La otrora solidaridad lagunera, la ciudad de los grandes esfuerzos está boca abajo; ya nadie defiende al terruño, sólo cuentan los intereses personales, la solución del problema particular. Una sensación de pesimismo, como una niebla o un gas pernicioso va invadiéndonos, robándonos la esperanza de salir adelante después de tantas crisis.
Ante este escenario tan deprimente, uno de los pocos refugios sanos y esperanzadores que nos quedan es el de la lectura. En la literatura, aunque sea temporalmente, todavía podemos encontrar esa sensación de paz y tranquilidad; en la lectura, acto íntimo en el que las palabras del autor se van filtrando hasta las regiones del miedo, la angustia, impotencia o frustración, y de las historias y relatos de otras vidas, surgen la reflexión y la inevitable comparación. Entonces nuestro entorno ya no parece tan terrible ni tan difícil de superar. Otros la han pasado peor.
La novela de un joven autor australiano, La ladrona de libros (Markus Zusak, Random House Mondadori, 5ª reimpresión, noviembre de 2008, México) es una nueva visión de la otra cara de la Alemania Nazi, vista a través de las aventuras de Liesel, una niña alemana y su vecino y compañero de aventuras Rudy, contadas por un narrador insólito: La Muerte. Es una historia apasionante, con un toque de humorismo en medio de una realidad de carencias terribles, planteada desde un punto de vista novedoso y original que atrapa al lector desde la primera página. La reflexión inevitable que va surgiendo a lo largo de la narración es la de que en los escenarios más atroces hay posibilidad de encontrar a seres humanos buenos, con esa bondad simple, sin adornos ni complicaciones y de la nobleza y vitalidad de la literatura, como fuente de vida y esperanza.
Del escritor húngaro, Sándor Marai, su segunda obra autobiográfica ¡Tierra, Tierra! Es el relato reflexivo de la paulatina sovietización de Hungría al finalizar la Segunda Guerra Mundial, revisados los acontecimientos 20 años después por el autor, ya exiliado en Estados Unidos. Aunque Sándor Marai escribió también novelas, Confesiones de un burgués, primera parte de su autobiografía y ésta, nos dan una visión de Europa de casi más de la mitad del siglo XX. Es una lectura lenta, pero no por densa o compleja, sino por la riqueza del análisis y la extraordinaria habilidad del escritor para transmitir la vivencia personal y hacer al lector partícipe de la tragedia vivida por su patria. El editorialista (Ediciones y Publicaciones Salamandra, S.A, 4ª edición, julio de 2006, España) dice que "este es el libro más íntimo y desgarrador de todos los escritos por el gran autor húngaro. La clarividencia de su visión política, la profundidad de su análisis histórico, su perspicacia psicológica y su inteligente ironía confluyen en un relato apasionante en el que la Historia se convierte en asunto personal
Finalmente, pero por el mismo camino de la reflexión, del catedrático y filósofo español, Fernando Savater, La aventura de pensar (Editorial Sudamericana, S.A., 1ª edición en México, noviembre de 2008.) Savater, uno de mis autores favoritos, es admirable por la claridad, agudeza y sencillez de pensamiento.
Explica de forma lúcida y accesible las ideas de los principales filósofos que han moldeado el pensamiento occidental, acercándonos a sus ideas y haciéndolas comprensibles para lectores de todo tipo y experiencia. Desde Platón y Aristóteles, Descartes, Spinoza, Kant, Hegel, Marx, Sartre, Nietzsche y Unamuno, entre otros, Savater, con su característico humor, nos dice que "a todos algún día nos pasa una cosa que nos convierte en filósofos: la muerte de una persona amada, el fracaso de un proyecto profesional, la derrota de una esperanza política. (
Leer y pensar no resuelve los problemas tan graves que tiene nuestro país; tampoco el no hacer nada y quedarse de brazos cruzados. Pero por lo menos enterándonos de lo que otras generaciones en otros lugares y circunstancias tuvieron que vivir, los que sacrificaron familia, ideales y hasta la vida, nos haga recapacitar y darnos cuenta de que debemos hacer algo por defender lo que aún tenemos.
La lectura de este verano, literalmente, es que la distancia entre gobiernos y sociedad se hace cada vez más profunda, que los discursos ya resultan totalmente insuficientes y que va siendo hora de ver acciones reales y concretas.