Algún pecado habremos cometido para que nos estén cayendo todas estas desgracias en nuestro país y en nuestra región. Como si no hubiera sido suficiente con la inseguridad pública, la decadencia económica y las pérdidas de fuente de trabajo con los costos sociales que esto conlleva , ahora para rematar nos cae esta epidemia, y junto con la epidemia , la psicosis que los medios masivos de comunicación amplifican junto con nuestras autoridades sanitarias; o a lo mejor es cierto, el mundo se nos acaba entonces ya no tiene sentido el preocuparnos por nuestros negocios, por nuestro futuro, por salir del atolladero que no tiene salida. Los únicos que a lo mejor ni la sufren son los políticos y sus próximas campañas que para ello habrá, los presupuestos asignados ya que la situación del país no mueve corazones; que bien podrían donar la mitad de lo que pensaban gastarse en las campañas (que en Coahuila serán dos en un año) con el fin de hacerle frente a todos estos imprevistos que sufre el país. (Pero, los políticos viven en otro mundo).
Bueno aún en casos como estos la literatura florece y vienen a mi memoria por lo menos cuatro libros de los cuales se puede hablar. (Para que hablar de tantos males cuando también existen los bienes).
El primero de ellos es la Biblia donde se narra esta continua relación del pueblo rebelde con Dios que a veces tiene castigar porque no hay justos; o por lo menos Noé no los pudo encontrar. Habrá que releer el libro de Job, ya que lo que nos hace mucha falta es la paciencia para que la fe de que algún día saldremos de este atolladero, no decaiga.
El segundo libro que se puede recomendar es el Decamerón que precisamente la historia consiste en que un grupo de 10 jóvenes, 7 mujeres y tres hombres, a causa de la peste huyeron a una casa de campo y se encerraron en ella. Esperando que terminara la epidemia se pusieron a contar cuentos. Se proponía un tema y cada uno de ellos desarrollaba una historia de tal manera que de diez temas sacaron diez historias de cada uno, con lo que completaron 100 cuentos. Por eso se llama de Decamerón, escrito por Boccaccio.
Otro libro que es recomendable es "La peste" De Albert Camus, escritor existencialista, cuya novela, para mi gusto, es una de las mejor escritas en el siglo XX. Como el nombre lo indica, cuenta la historia de un pueblo que tiene que ser aislado por causa de una epidemia, para que no se convirtiera en pandemia; enfermedad cuyas causantes fueron las ratas. Esta situación le sirve al autor como punto de partida para hacer un análisis de todos los tipos de personalidades que en una situación como ésta se pueden presentar; desde la fe o la pérdida de la fe tanto en la religión como en la ciencia, el oportunismo y todo lo demás que en estos casos sucede, la demagogia, el desentendimiento, el compromiso, etc. La sociedad en pleno y la forma sinfónica de responder ante un problema como el que hoy nos aqueja. (La novela fue comentada en la columna de jaque mate el jueves pasado).
Otra novela más que puede aplicarse, no se que tanto, es la novela la Guerra del fin del mundo, de Mario Vargas Llosa, que más que nada trata de un grupo religioso que trata de hacer una revolución guiados por un mesías. Cuando se dan estos casos también surgen los mesías de todos tipos que aprovechándose de la situación intentan llevar agua a sus propios molinos. Ahora que en nuestro caso, estos son caldos de cultivo en donde surgen los líderes de todos los tipos tratando de ayudar a repartir loe bienes para combatir los males del pueblo. Lo bueno es que parece haber, después de tanta obra y tanto que se le tuvo que dar a los ambulantes y otros gastos mayores, habrá para repartir según necesidades. (A los meseros de la capital les toco 50 pesos diarios. ¿Quién vive con 50 pesos?).
Seguramente habrá más novelas y más autores que puedan aplicarse a las circunstancias que vivimos. Pero la cosa no termina aquí, porque lo que surja de todo estos inconvenientes, hay que reconstruirlo, con la misma pasión que nuestros primeros padres de esta comarca construyeron la laguna de la que estábamos orgullosos. Si nos tenemos que encerrar, puede ser el momento propicio para llenar nuestro espíritu de energía para que explote posteriormente en la reconstrucción de nuestra economía. Nada mejor que leer "La rebelión de Atlas" de Ayn Ryan y novelas por el estilo que nos hablan de los hombres que construyen. (El manantial es una novela de la misma persona que nos habla de un personaje que por lo menos tenía idea de lo que es la arquitectura). A lo mejor hasta podríamos darle una releído a los Libros de Julio Verne y ponernos a pensar que esos mundos que alguna vez parecían irreales, pueden ser reales si nos lo proponemos.
Claro que también le podemos ver el lado oscuro y negativo; entonces tendríamos que leer cosas como "El señor de las moscas", "El mundo feliz", "Fahrenheit", etc.
Bueno, pues tenemos que vivir nuestras circunstancias a como nos tocaron y a sacarle el mayor de los provechos. Lo que más me preocupa ahora es como vamos a recuperar nuestra economía. Posiblemente no nos muramos de la epidemia, o la pandemia, pero estamos en peligro de morirnos de hambre si nos ponemos a cerrar negocios. (Qué no se les vaya a ocurrir cerrar las librerías. Bueno, ahí no se hace tumultos de gente).
¿Ensayo sobre la ceguera no trata de la sobrevivencia de unos ciegos en un mundo destruido?
Si tienen otros libros que recomendar para estas circunstancias háganmelo saber a
