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Les falta todo menos el espíritu navideño

A LA FAMILIA GUERRERO ESCOBEDO EL DINERO NO LES ALCANZA PARA REGALOS NI CENAS DE NAVIDAD

Ilusión. A las niñas Guerrero siempre les da alegría arreglar el árbol de Navidad que hace tiempo le dieron a su padre.

Ilusión. A las niñas Guerrero siempre les da alegría arreglar el árbol de Navidad que hace tiempo le dieron a su padre.

CRISTAL BARRIENTOS

Entre calles polvorientas y jacales de cartón, llama la atención un árbol de Navidad que no tuvo regalos para abrir. Esto no es nuevo para la familia Guerrero Escobedo porque desde hace varios años el dinero nunca alcanza ni para la cena, y menos para unos obsequios.

En unos cuartos de abobe y techo de lámina, viven dos familias: los Guerrero Escobedo y Guerrero Gómez. Todos parientes: siete adultos y cuatro pequeños: Nataly, Ana Karen, Blanca Janeth, y Juan. Ninguno recibió un regalo esta Navidad.

Diana Escobedo tiene 20 años de edad y es madre de Nataly, Ana Karen y Blanca Janeth. Su esposo, Higinio Guerrero, trabaja en su carromato recogiendo lo que ya nadie quiere; con mucho esfuerzo gana menos de 500 pesos a la semana.

Un día, mientras Higinio echaba la basura a su carromato, alguien le regaló un árbol de Navidad, esferas, luces, y unos adornos de Santaclós. Aunque ya están un poco viejos, Diana los cuida como si fueran nuevos porque sus hijos sonríen cada vez que ven el pino encendido, no les importa que no haya regalos.

Diana coloca el árbol en el patio de su casa. Cualquiera que pasa por la calle Codorniz, lote 6, manzana 38 de la colonia Ampliación Zaragoza Sur, puede ver los adornos de Navidad que cuelgan de las paredes de adobe.

Con 200 pesos, en la Navidad de 2008, cenaron carne asada y refresco. Apenas suficiente para los 11, pero al menos tuvieron algo qué comer porque ahora el dinero no alcanzó ni para unos tamales.

"Con el trabajo que tiene mi esposo el dinero apenas es para irla pasando día a día. El año pasado cenamos algo muy sencillo pero ahora estuvo más difícil; no es la primera vez que no tendremos qué comer", comenta Diana.

Las desgracias, dice, no vienen solas. Y es que su suegra es diabética y hace días le dio una embolia. La familia tuvo que gastar en doctor y medicinas, así se acabó el poco dinero que había en casa.

"La crisis está muy fea. En la casa nunca hay regalos para los niños, el dinero no alcanza para eso ni en sueños. Lo bueno es que en la iglesia de la colonia les dan regalos; siempre los llevamos y les dan algo".

Además, algunas personas visitan la colonia en estas fechas para darles juguetes a los niños. Este año ha sido el más difícil para la familia Guerrero Escobedo. Con la crisis económica, las personas ya casi no contratan a Higinio para que les tire el escombro o la basura.

"A veces me gustaría tener algo de dinero para tener con qué comprar cosas para hacer un pozole, así bien rico. Mi hija me pide una bicicleta, lo bueno es que ya entiende la situación".

Sabe que la Navidad es para reunirse en familia, cenar, abrir regalos, y siente tristeza de no poder darle a sus hijos esa alegría, "como en la televisión salen los juguetes, ellos quisieran tener algo así. Mi hija le dice a mi esposo 'papi, cuando tengas trabajo cómpramelo', pero sabemos que eso no será posible".

Para 2010 espera que las cosas sean diferentes, "es que hay veces que no tenemos ni para comer. Casi siempre comemos frijoles y huevo, y nada más de vez en cuando algo de carne o un caldito de pollo".

Si Santaclós existiera, Diana no dudaría en escribirle una carta para pedirle despensas, ropa y zapatos, no sólo para su familia sino para todas las que viven en la colonia Ampliación Zaragoza Sur.

 COMPARTEN CARENCIAS

María Guadalupe Gómez Frayre es concuña de Diana. Tiene 22 años de edad y es madre de Juan, un pequeño de un año de edad. En esta Navidad lo que más le preocupa no es la comida ni los regalos sino el frío.

"Ojalá y no haga frío porque no tenemos suficientes cobijas. El techo de la casa es de lámina y cuando llueve se gotea", comenta.

Con Diana, María Guadalupe comparte las carencias y también el árbol de Navidad que le regalaron a su cuñado. "Me gustaría comprarle a mi hijo unos zapatos, un cambio de ropa, y una bicicleta, bueno, si tuviera dinero pero como no tengo".

Cada Navidad, las familias de Diana y María Guadalupe se sientan alrededor de una fogata, y dejan pasar las horas hasta que llega la madrugada.

"Lo único que hacemos es platicar porque no hay qué cenar, y a pesar de eso tratamos de pasarla bien. A veces cuando los niños nos piden regalos sí nos sentimos mal".

 OTRA NAVIDAD SIN REGALOS

El esposo de Marisa trabaja como guardia. Este mes recibió mil 500 pesos que guardarán por si se presenta un imprevisto. Esta decisión implicó no comprarle regalos a sus dos hijos, Óscar de dos años de edad, y Luisa Fernanda de apenas siete meses.

"No vamos a comprar regalos porque el poco aguinaldo lo guardamos para prevenir. Mi esposo gana entre 700 y 800 a la semana y no nos alcanzó para juguetes; nada más les vamos a dar un cambio de ropa a cada uno".

Marisa dice que la crisis económica está "espantosa". Por fortuna, no tienen grandes deudas qué pagar, "para qué nos echamos compromisos, después no dormiría tranquila".

Esta Navidad comprará unos tamales para el recalentado. Será todo lo que habrá: "aún así quiero darle gracias a Dios porque sé que hay familias en peores condiciones, que pasan hambre y frío. A quién no le gusta dar y recibir regalos, pero a veces lo material sale sobrando", comenta Marisa.

 

 MARÍA G.  GÓMEZ

Ama de casa

 BLANCA GUERRERO  

 DIANA  ESCOBEDO

Ama de casa

Pobreza extrema

En la colonia Ampliación Zaragoza Sur viven cientos de familias en pésimas condiciones. Algunas en casas de cartón y madera, otras han logrado construir sus hogares con block y adobe pero aún así enfrentan muchas necesidades.

El ingreso promedio de cada familia de este sector es menor a los 500 pesos semanales, dinero que resulta insuficiente porque en cada casa viven por lo menos cinco personas.

Los señores y jóvenes suelen trabajar como albañiles o como obreros en las maquiladoras, mientras que las mujeres laboran como domésticas.

En este sector aún hay familias que no tienen drenaje. Las personas usan letrinas en lugar de sanitarios; para contar con energía eléctrica se "cuelgan" de los postes de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), y viven con el temor de un incendio, tampoco tienen agua potable.

Cuando llueve o hace frío, sufren porque sus jacales se deshacen o no tienen ropa suficiente para abrigarse.

Para ayudar

Si desea ayudar a la familia Guerrero Escobedo, puede acudir a:

⇒ Calle Codorniz, lote 6, manzana 38 de la colonia Ampliación Zaragoza Sur.

⇒ Puede llevarles despensas, ropa y zapatos.

⇒ Si tiene juguetes en buen estado, también puede dárselos, pues los niños de esta familia no recibirán un obsequio en esta Navidad.

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