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En un hecho inédito en la historia reciente de Torreón, el alcalde José Ángel Pérez despidió a 302 policías. La situación era ya insostenible, y es que varios de estos elementos se dedicaban al secuestro, robo, extorsión, generando temor entre los ciudadanos.
La promesa de tener la mejor Policía del Norte del país se ve inalcanzable, sin embargo se dio un primer paso para depurar la corporación. Pero sobre todo se manda un mensaje contundente a los elementos que siguen en la Policía: no se permitirá delinquir con el uniforme.
Con esta medida el alcalde, José Ángel Pérez, puede agarrar un nuevo impulso para el cierre de su gestión, sin embargo no debe marearse con esta acción que hoy le reditúa en reconocimientos.
El alcalde debe estar consciente de que falta mucho trabajo por hacer. El reto de José Ángel Pérez es encontrar rápidamente a personas honestas que ingresen a las filas de la corporación.
Por otra parte, se debe vigilar las acciones que realicen los ex policías, ya que algunos seguramente engrosarán las filas del crimen organizado y algunos otros se dedicarán a la delincuencia común. El despido de los malos elementos sirve de incentivo para que ciudadanos recuperen la confianza en la Policía Municipal.
El alcalde no debe bajar la guardia, ya que en caso de que nuevamente algún elemento participe en cualquier tipo de delito, inmediatamente se le debe dar de baja. Ya no es permisible dejar pasar el tiempo y que el problema se haga más grande.
El alcalde tomó una decisión para la cual se requiere valor, ahora debe mantener esa postura firme porque se dio un primer paso de muchos que aún faltan.
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