La Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), en cumplimiento de la Ley de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria, entregó al Congreso de la Unión el jueves 2 de abril un documento que establece los lineamientos económicos básicos para el año 2010.
Las expectativas de la SHCP son de un crecimiento económico de 2 por ciento, una inflación del 3 por ciento y un promedio anual de las tasas de interés de los CETES de 6.3 por ciento para el año próximo.
Estas previsiones económicas que se presentan para México son, desde mi punto de vista, algo optimistas. Ello se debe a que dependen, en una parte importante, de supuestos relativamente alegres en relación con el crecimiento económico (1.9 por ciento) en Estados Unidos (EU), así como de la hasta ahora elusiva convergencia de la inflación hacia el 3 por ciento en nuestro país.
Hay, eso sí, algunas estimaciones más conservadoras, como es el caso del precio del petróleo (48.3 dólares por barril) y de la paridad del peso con el dólar (14.60 pesos); así como la expectativa de una plataforma de exportación de crudo de 1.125 millones de barriles diarios (mbd), lo que refleja con mayor realismo la declinación de la producción de Cantarell.
Los economistas de la SHCP nos transmiten, con estas previsiones, una visión del entorno externo e interno que muestra una recuperación moderada en 2010. Ello se debe, en gran parte, a que tomaron como base supuestos sobre las expectativas para EU que son relativamente optimistas.
Esto no es raro. La visión oficial respecto a las perspectivas económicas es, por naturaleza, optimista, puesto que no se desea afectar negativamente las expectativas de las personas y las empresas al reflejar con mayor crudeza sus temores respecto al entorno.
El optimismo de los pronósticos oficiales se puede apreciar mejor al compararlos con las previsiones más recientes del Fondo Monetario Internacional (FMI), institución que es bastante más escéptica que la SHCP respecto al crecimiento probable de EU en 2010, que coloca en tan sólo 0.2 por ciento.
Esta cifra es, sin duda, bastante más pesimista que la prevista por nuestras autoridades en el marco macroeconómico 2009-2010. Existen, además, estimaciones de analistas privados que también pronostican un panorama más sombrío que el de la SHCP, si bien no tanto como el del FMI. El promedio de ellas se ubica en un avance de 1.4 por ciento para el año próximo.
En estas condiciones, quizá sería conveniente que la SHCP fuera algo más conservadora en sus previsiones, ya que si la realidad tiende a apegarse más a las estimaciones del FMI, nos tendríamos que olvidar de crecer al 2 por ciento en 2010.
Los nuevos pronósticos oficiales del FMI se conocerán esta semana, pero difícilmente serán muy distintos a los que presentó a fines de marzo. Por más cambios que pudieran darse en sus números, seguirán siendo más pesimistas que los usados por la SHCP en sus lineamientos económicos.
En lo que se refiere a los pronósticos de inflación y tasas de interés para México, la SHCP sostiene la postura oficial de que se logrará, ahora al cierre del 2010, la meta del 3 por ciento de inflación, lo que permitirá mantener las tasas de interés internas en los niveles anormalmente bajos que registran en la actualidad.
Me parece que en esto, como en lo referente al crecimiento, las autoridades muestran un sesgo optimista, en particular cuando falta ver los efectos finales del traspaso de la depreciación del peso sobre el crecimiento de los precios, así como porque dicha meta no fue posible alcanzarla ni en épocas de mayor estabilidad cambiaria.
Por otra parte, considero que la disminución agresiva de las tasas de interés, en un intento por emular lo que hacen los países desarrollados, acabará por complicar las presiones inflacionarias en México, una vez que comience a superarse lo más grave de esta crisis.
No es claro, por tanto, que sea posible reducirlas más y mantenerlas por debajo del 6.5 por ciento durante 2010, más aún cuando en ese entonces se incrementarán considerablemente los requerimientos financieros del sector público.
Muchas cosas pueden suceder en los próximos meses que cambien las perspectivas, para bien o para mal, del 2010. Por ahora, sin embargo, la posibilidad de que la recesión en EU sea más profunda y prolongada de lo que dicen sus autoridades, hace que sea conveniente que en México utilicemos previsiones más conservadoras a las presentadas por nuestras autoridades para el próximo año.