Lleva sus miedos 'al infierno'

 MÉXICO, DF. Adriana Barraza cree en fantasmas. Desde que era pequeña, su abuela le decía que veía a su hermano, también abuelo de la actriz, ya muerto; además, continuamente su familia usaba la ouija.

"Nos decía: Alvarito está moviendo el salero. Y todo era divertido, era como algo normal para mí", dice.

Hace poco, junto con su esposo, la estrella de Babel, rentó un departamento en Argentina donde había fallecido una señora.

A veces ambos sentían una presencia extraña, pero optaron por no sugestionarse.

Así que no es raro que cuando Adriana mandó su demo al director Sam Raimi (El Hombre Araña) para ver si podía acceder al papel de una curandera-chamana que intenta ayudar a la protagonista (Alison Lohman, Big Fish) atacada por un espíritu maligno, de inmediato fuera aceptada.

"Vio mi cara, lo que hacía, y dice que de inmediato pidió que me contactaran", recuerda Adriana Barraza.

Arrástrame al Infierno (Drag me to Hell) se estrenará el 21 de agosto en la pantalla mexicana, después de haber sido estrenada en la pasada edición del Festival de Cannes.

→ ¿De verdad crees en todo esto de los chamanes y brujas?

¡Absolutamente, como buena mexicana! Creo que todos creemos independientemente de que estemos conscientes o no. Tan sólo hay que recordar que tenemos el Día de Muertos, que tiene que ver con lo sobrenatural, tenemos costumbres.

"Mi abuelita decía que su difunto hermano Alvarito movía el salero.

"Y luego decía, 'no se asusten, hay un bultito que por ahí se aparece'. A la oujia le preguntaba cosas mi mamá y mi abuela. Cuando estaba en un departamento de Argentina sentía cosas raras, pero dije que no podía ser eso, que ya estaba grande y no podía sugestionarme. Cuando mi marido me preguntó si sentía una suerte como de fantasma, le dije: '¡ni lo pienses!, ¡no lo llames!'".

→ Tu personaje hace ritos, movimientos propios de sesiones espiritistas. ¿Cuál fue tu preparación?

Lo saqué de mi experiencia. Mi primera limpia me la hice a los 20 años y luego me echaron los caracoles, que es como de santería. Hay cosas que son inherentes al ser humano. Cuando hice mi audición sorprendí porque nunca había hecho un papel así. Lo importante como actor es dejar salir la imaginación y dejar entrar el instinto. Si tú no sientes miedo, el público no lo verá.

→ ¿Miedo?

Me refiero a interpretarlo con veracidad. Cuando antes veía las películas de este tipo le bajaba el volumen, decía que estaba repitiendo cosas malas y peligrosas.

Ahora que participé en una cinta de este corte fue divertido, jamás pensé que estuviera llamando a las malas vibras.

→ ¿Cómo fueron esos días de rodaje, esas tres semanas de trabajo?

Traía unos lentes (pupilentes) puestos que lastimaban, veía poquito, pero entonces alguien te lleva de la mano (risas), se ve todo en penumbra y apenas se alcanza a ver a la otra actriz que está contigo.

"Esos lentes los hicieron en el mismo lugar donde hicieron los de Hulk o los de Drácula. También tenía que hablar de otra manera.

"Por cierto, cuando la cabra habla (llevada a sacrificio) es mi voz. Me dijo Sam que quería que yo se la diera y fue muy divertido.

"Él buscaba que hubiera humor y pues ahí me tienen, hablando como cabra (risas)".

→ Tu personaje sufre un infarto. ¿Sentiste algo por tu propia experiencia, de los que has tenido?

Pues cuando me vi sólo dije: 'qué feo se ve'. Le pedí a Dileep Rao (actor, que interpreta a un brujo) que no me apachurrara tanto, porque era tan intenso que me dolía el pecho (risas). Le decía: 'hazlo de a mentis, hay que actuar, sólo actuar'" (risas).