Esta semana se dieron a conocer dos nombramientos hechos por el gobernador de Coahuila, profesor Humberto Moreira Valdés, en un evento desde el municipio de Sierra Mojada, en el que también se dieron nombramientos para otros políticos que acaban de concluir su periodo en el Congreso apenas el mes pasado.
Coordinación de Organismos Descentralizados en la Región Laguna es el nombre del puesto sacado de la chistera del profesor, y estará encabezada por el ex diputado local Antonio Juan Marcos, que supervisará la labor de dependencias como el Instituto Estatal del Empleo, el Instituto Coahuilense de la Juventud, la Comisión Estatal de Aguas y Saneamiento, el Registro Público de la Propiedad, entre otras.
Horacio del Bosque, quien fue el líder del Congreso local en la pasada legislatura, fue designado como Secretario de Obras Públicas y Transportes; Francisco Martínez, asumirá la Secretaría de Medio Ambiente y Román Alberto Cepeda, es ahora Secretario de Fomento Agropecuario.
Sorpresivo desde cualquier ángulo el nuevo encargo público de Juan Marcos, quien después de ser enfriado por un buen tiempo mientras cobraba como diputado, al cierre de su mandato se decidió hacer con bombo un acto político disfrazado de informe, donde el mensaje real es que está decidido a buscar la candidatura de su partido – el PRI- a la presidencia municipal de Torreón, lo que demostró en los hechos, que los Moreira no son personas que gustan de mostrar sus intenciones a la primera de cambio.
Más aún, además de permitir que Antonio Juan Marcos hiciera su informe, ahora es investido con esta entelequia de coordinación que se le ha creado, con el afán ciertamente de poder darle un espacio para que el joven empresario pueda hacer una labor de posicionamiento para enfrentar ante el gran dedo elector, a Eduardo Olmos, quien en las primeras de cambio parecía que tenía la candidatura a la alcaldía en la bolsa. Olmos, quien es ahora el saltador de puestos públicos más notable, lo que se le conoce en el argot político como chapulín, parecía que había ya logrado allanarse el camino para ser nuevamente nominado candidato a presidente de Torreón, ya que cuando se le creó la Secretaría de Desarrollo Regional, en franco espíritu electorero y confrontación con la Administración panista de Torreón, se tomó su tiempo para ser candidato a diputado local por el doceavo distrito y ganarlo ampliamente, amén de la enorme promoción que le dio su puesto de Secretario y los recursos públicos a los que tuvo acceso para el manejo del mismos. Pasaron quince días de que rindiera protesta como diputado, cuando tuvo que pedir licencia para regresar a ocupar el puesto que apenas había dejado y retomar su posición al frente de Desarrollo Regional, para que nuevamente reiniciara su lucimiento, pero de repente surge el puesto de Toño Juan Marcos y el ambiente se le enrareció.
Cierto y válido que los partidos políticos tengan sus tiempos y formas para seleccionar a sus candidatos, en el caso del PRI, que es quien a nivel local dio la nota, muestra que no ha cambiado mucho en cuanto al respeto real que le tiene a los ciudadanos, sino a sus propios usos y costumbres de su juego político, pero parece que en esta ocasión la creatividad del mandamás en turno –léase gobernador Moreira- se le ha ido un poco de la mano, y quizá Juan Marcos ha mordido el anzuelo. Ser coordinador de 22 dependencias, es algo así como ser el telefonista, enlace o aval de lo que hacen los encargados con sus respectivos ramos, aunque ciertamente se puede dar el espacio para que la chamba habitual que deben hacer estos 22 organismos, se tornen ocasiones frecuentes para que el nuevo coordinador, pueda subir sus puntos y penetración ante un electorado, que a su vez será monitoreado en sus preferencias, porque según se dice, el profesor Moreira va el todo por el todo – le acaba de salir perfecta la renovación del Congreso: 20 de 20- y será quien tenga más posibilidades de ganar, quien gozará de ser el elegido. Al pasar unos meses se sabrá, pero lo que es totalmente sorprendente, es que Antonio Juan Marcos se haya prestado a ello, es un caso más de lo ilógico de la lógica política.eirazoqui@elsiglodetorreon.com.mx