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Lo que no se entiende...

Hora cero

ROBERTO OROZCO MELO

El pueblo de México, o la sociedad mexicana, como se usa decir en estos tiempos azules y blancos que vivimos, ya están cansados de que las instituciones bancarias y los responsables del sector hacendario del país jueguen con los magros ahorros que, a querer y sin ganas, depositan los patrones por su cuenta y por la de sus dependientes en el Infonavit o en el Instituto Mexicano del Seguro Social para que sean acreditados al Fondo de Ahorro para el Retiro de los Trabajadores.

Estos asalariados, que no fueron a Harvard en USA o Cambridge en Inglaterra, o a cualquiera otra institución de altos estudios en el exterior no aprobaron medianamente la educación básica; otros con más suerte quizá hayan transitado las aulas de la educación media; algotros podrían haber cursado la instrucción media superior y más allá seguro que existen garbanzos de a libra que pueden presumir un título de ingeniería, licenciatura, maestría o doctorado.

De mí sé decir que no fui hecho para lidiar con la aritmética, tampoco con el álgebra y menos con el cálculo infinitesimal y la trigonometría. Pero aun peleado a muerte con las ciencias exactas puedo asegurar que a nadie se puede medir con la tabla rasa que usa el actual centralismo político para apreciar el conocimiento de los derechos individuales de los miembros de la clase laboral mexicana.

Pero, reconozcámoslo: las clases trabajadoras han encontrado apoyo en las instituciones oficiales para mejorar su aprendizaje en técnicas y tecnologías de última factura, tanto en los centros de capacitación del sector empresarial han podido captar las luces culturales que los convirtieron en técnicos de excelencia o en obreros calificados de primera clase. Devinieron personas puntuales, responsables e imaginativas, y por ello sus patrones sienten en carne propia el agravio de los tantos y tan repetidos abusos de confianza que se cometen contra sus patrimonios por medio de las cuotas de Infonavit o de los ahorros para el retiro.

Nada menos ayer La Jornada publicó que "cuatro de cada diez pesos que aportaron durante el mes de mayo los trabajadores al sistema privado de pensiones se perdieron en medio de un ajuste en los mercados financieros locales y la disminución en el universo de personas que cotizan a la seguridad social".

La Jornada publicó ayer en el DF que trabajadores del sector privado que cotizan en las unidades Administradoras de Fondos para el Retiro aportaron en el anterior mes de mayo la cantidad de 10 mil 700 millones de pesos a dicho sistema, pero que al final del mes el monto total que manejaron las entidades del ahorro por los afores sólo reportan un aumento de 7 mil millones de pesos, según información oficial de la Consar, citada en un reporte de Acciones y Valores, la casa de bolsa de Banamex.

Vale decir que según el reporte, el saldo neto existente antes de la aportación susodicha sólo creció en 7 mil millones de pesos lo cual significó una pérdida del 37.4 por ciento en los fondos aportados en el período. Prácticamente cuatro de cada diez pesos se esfumaron. Estos fondos suelen "administrarse" aclara la nota, invirtiéndolos en instrumentos de renta variable, en bonos emitidos por empresas y en valores de deuda gubernamental. Las "minusvalías" son pérdidas por un poco más de 4 mil millones de pesos en el saldo del ahorro para el retiro que "obedeció sobre todo a una baja en el rendimiento en los bonos de empresas y no a las variaciones en el mercado accionario".

No le entendí nada, salvo que perdimos dinero y nadie va a saber dónde quedó. Y para que no me demanden mejor copio la nota informativa de Roberto González Amador también aparecida en la sección "Economía" La Jornada de ayer: "El grupo (Banamex) mencionó que el comportamiento de los mercados financieros durante mayo favoreció el valor de los instrumentos de renta variable, que tuvieron un alza promedio en el mes de un 9 por ciento, en que están invertidos los bonos de pensión. Sin embargo (¡aguas con los sin embargos!) estas plusvalías no tuvieron suficiente peso en el rendimiento total de los recursos, debido a que las Afores se invirtieron en renta variable; acciones de empresas que suben y bajan; en un 11.5 por ciento del total de activos".

Iba a escribir "total y cuenta", pero la nota es muy larga y el espacio de esta columna es tan corto como mi caletre. Así que reproduzco la parte final del penúltimo párrafo: "Esto (lo anterior) implica que en términos de su poder de compra se registraron duchas pérdidas".

Otros números y tecnicismos financieros adornan la nota. Al declarante por Banamex sólo le faltó decir " Pobrecitos, pero bendito sea Dios" Esta resignación por la pérdida de lo que no es propio contrasta con lo que un trabajador agrícola me platicó hace quince días en la central de autobuses: él y otros compañeros fueron a reclamar su ahorro del Afore. "Mi patrón, dijo, ha cumplido con sus cuotas y con las mías también, puntualmente, desde hace muchos años. Lo que me no explicó es por qué a un compañero, con la misma antigüedad mía, le tocaron 40 mil pesos y a mí sólo me dieron 3 mil pesos. Reclamé en Saltillo pero nadie acata a decirme a qué se debió esa injusticia. ¿Qué debo hacer para cobrar mis ahorros?

No lo sé, le dije, habría que verlo donde se pagan las aportaciones; pero ahora pienso: Si tal trato le dan a un humilde trabajador, que reclama información sobre una cantidad mínima que representan 40 años de su vida laboral

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