Cuando se habla del cambio climático y los factores que lo detonaron pocas veces se profundiza sobre el efecto que las labores del campo tienen en el calentamiento global.
Ante la indiferencia de las autoridades, el agro no sólo se convirtió en una actividad generadora de contaminación, sino que ahora también enfrenta un futuro incierto ante la falta de políticas públicas que lo lleven a mejores prácticas y a garantizar la alimentación de los mexicanos.
Se ha organizado una mesa de discusión en la que legisladores, representantes campesinos, académicos y expertos en medio ambiente, compartieron sus inquietudes sobre el sector agropecuario y el cambio climático en México.
El agua es uno de los factores fundamentales que sufrirá el mayor impacto, ante la desaparición de los glaciares, lo que amenaza las reservas mundiales de agua. En el caso de México, se prevé que hacia el 2030, el campo atraviese por una severa etapa de estrés hídrico, que se presenta cuando los cultivos no tienen la suficiente humedad.
Se tiene previsto que el cambio en el clima traiga para el 2050 un aumento de entre dos y tres grados en la temperatura global, lo que impactará en la disponibilidad de alimentos, agua y en la supervivencia de los ecosistemas.
Además, hay que tomar en cuenta que los países en desarrollo, como México, no cuentan con infraestructura para enfrentar el cambio climático y por su cercanía con las costas serán los que enfrenten las mayores consecuencias.
Si se quiere evitar este panorama catastrófico, todas las actividades que contaminan el medio ambiente, incluidas las del sector agropecuario, que generan el 14 por ciento del total de las emisiones no energéticas de gases de efecto invernadero, tendrán que disminuir en 25 por ciento sus niveles de contaminantes en un lapso de 33 años.
En nuestro país, 70 por ciento del agua es para usos agrícolas, parte del líquido se pierde por evaporación.
"A futuro, en verano las lluvias disminuirán cinco por ciento en el centro del país, lo que traerá consigo fuertes sequías, la disponibilidad de agua disminuirá en 10 por ciento", advierte Luis Ramírez, integrante del Consejo Directivo de la Confederación Nacional Campesina (CNC).
"Estamos hablando de un panorama catastrófico, si lo pones en la balanza es una decisión bastante evidente", advierte Gerardo Arroyo, oficial encargado del Programa de Cambio Climático y Energía de la Embajada Británica en México.
La actividad agrícola, ante el uso intensivo de fertilizantes y agroquímicos, contamina el aire y el agua, así como lo que los expertos llaman salinización de la tierra que provoca baja productividad.
El desecho del ganado produce metano, que si se le busca un uso alternativo puede convertirse en un importante insumo para generar electricidad y gas doméstico, pero si no se aprovecha, se convierte en uno de los principales enemigos del medio ambiente.
La ganadería extensiva es un elemento que contribuye a la deforestación, pues hay zonas como Tabasco, donde una parte del bosque tropical fue sustituida por pasto para que se pudiera alimentar el ganado, "Veracruz es también ahora un gran potrero", ejemplifica el investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Francis Mestries.
La ganadería provoca también a la larga, la erosión de los suelos, lo que además hace que se pierdan zonas cultivables.
