L A noche de Navidad, antes de irse a la cama los padres pusieron junto a la ventana abierta (estamos en Acapulco donde el clima es amistoso) un vaso de leche, galletas y una zanahoria. Al día siguiente la leche y las galletas habían desaparecido y por el piso quedaban los restos mordisqueados de la zanahoria. "Las galletas y la leche se las comió Santa y la zanahoria la mordió Rodolfo, el reno de Santa", explicó la madre a sus niños que sin el menor interés en lo que la madre decía, rasgaban sin miramiento las envolturas de sus regalos.
Bien decía mi suegrito que la inocencia que tiran los niños la recogen sus padres. Aunque el año que termina no estuvo para presumir, si nuestros amores y nuestras amistades siguen sin perder peso ni consistencia, y si la crisis nos ha enseñado algo, creo que no es cosa de seguirse quejando, sino de agradecer. Todo año que termina es buen momento para rescatar y dar reconocimiento a los personajes y sucesos que si bien ya se han ido, en su momento aportaron color y sabor a nuestros días.
Yo por mi parte (perdón por el yo, pero es el personaje que tengo más a mano y conozco mejor) lo primero que quiero agradecer es la inquebrantable paciencia de mi Querubín; quien si bien no se derrite de pasión por mí, mantiene sus brazos siempre abiertos y no se deja intimidar por mi neurosis. Quedan en mi corazón las cosquillas de mis nietos y el asombro que me produce su insaciable curiosidad: ¿Qué países conoces de Oceanía? Me pregunta Juanpablo de ocho años obligándome a preguntarme si a esa edad estaba yo enterada de la existencia de Oceanía.
De cada uno de los días del año que expira, destaco la valentía de Felipe Calderón: "Siga valiente señor presidente"; y destaco también la prudencia y la tersura de Margarita Zavala, especialmente agradecible después de la estrepitosa "pareja presidencial" que sufrimos el sexenio pasado.
Por la humildad y la serenidad con que asume y resuelve la Presidencia de los Estados Unidos (que como es evidente está en una difícil encrucijada), por la forma en que mira a su Michelle y la sensibilidad con que trata a sus niñas, mi personaje masculino de 2009 es sin la menor duda Barack Obama. Para el femenino (y no por su pulchimillonario esposo y ni siquiera por su notable belleza, sino por su inteligencia, por su osadía y su tenacidad) tiene su sitio muy bien ganado la tabasqueña Salma Hayek. "No hacer el juicio de una persona por su aspecto" fue mi aprendizaje de 2009 a cargo de Susan Boyle, su prodigiosa voz y desde luego la canción "I Dreamed a Dream" que tan bien expresa sus sentimientos... y los míos.
En cuanto a libros, este año fue abundante en buena literatura, pero si tengo que elegir sólo uno, "De Amor y Oscuridad" (Ed. Siruela) biografía novelada de Amoz Oz, fue para mí la lectura más inteligente y disfrutable. Los juevones (sic) que la mañana de cada jueves del año abandonan el mundo y sus afanes para refugiarse conmigo en el jardín secreto donde escribimos poemas, cuentos, relatos y nivolas (sic) son para mí, lo más satisfactorio de 2009. Y a propósito, tengo el gusto de anunciarles la próxima presentación de "Empatamos Pilar..." (Edit. Terracota) compilación de cuentos que con el tema de futbol, escribimos este año.
Los problemas seguirán y como se miran las cosas 2010 no será fácil, parece que de sortear las crisis se trata la vida de los mexicanos, pero por si les sirve de algo, les recuerdo que la alegría es lo que hay que cultivar, las penas y los problemas se dan solos. Y se acabó el tiempo/ se lo llevó el viento/ y el poco bien que queda/ que sea para mí/ y para los que me han leído/ ¡Por que Dios nos conceda un buen año! ¡Salud!