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Los ‘amores perros’ del cine mexicano

Éxito total. Rudo y Cursi fue todo un éxito de taquilla este año.

Éxito total. Rudo y Cursi fue todo un éxito de taquilla este año.

En la primera década del Siglo XXI surgieron estrellas internacionales y directores aclamados, pero también fueron años de lucha por sobrevivir en un mercado hostil

El universal

méxico, df. El cine mexicano termina la primera década del nuevo siglo. Cualquiera diría que su trajín ha sido poblado por una mayor cantidad de escenas coloridas, que negras y con nubarrones. ¿Será cierto? Todo es cuestión de ver el guión seguido en los últimos 120 meses.

“Entramos al siglo XXI con las manos atadas y los dientes rotos”, recuerda Víctor Ugalde, presidente de la Sociedad de Directores y Realizadores.

“Luego se hicieron las cosas para ir levantando la punta de la nave”, añade quien fuera secretario técnico del Fidecine, órgano responsable de apoyar proyectos de corte comercial.

Claquetazo

La primera escena de 2000 fue de antología. Reunió con diferencia de tres meses los filmes Todo el Poder, de Fernando Sariñana; La Ley de Herodes, de Luis Estrada y Amores Perros, de Alejandro González Iñárritu. El fenómeno comenzó, los espectadores llenaron las salas.

“Han pasado ya casi 10 años del estreno de La Ley de Herodes y la gente la sigue recordando, se saben los diálogos y sé que muchos políticos la han visto y les ha gustado”, cuenta Luis Estrada.

Ley vieja

Santiago Creel, entonces secretario de Gobernación, se convirtió en el hombre que armaba sus discursos con títulos de películas mexicanas. Así lo hacía cada vez que tenía reuniones con la comunidad cinematográfica. Hizo lo propio cuando en 2001 presentó oficialmente la Ley Federal de Cinematografía, que permitía, entre otras cosas, el doblaje de películas de cualquier tipo, cosa que durante mucho tiempo reprobaron los cineastas, productores y actores.

“Las leyes nacen viejas y son perfectibles, a ésta ya le llegará su tiempo”, decía el ya fallecido Víctor Hugo Rascón Banda, entonces líder de la Sociedad General de Escritores de México (Sogem).

Con la ley surgió el reglamento y de ahí el Fidecine, fondo dedicado a promover el cine comercial que auxiliaría al Foprocine, creado en los 90, con el objetivo de apoyar películas de autor.

Y fue punta de lanza para evitar que el Gobierno Federal desapareciera al Imcine y Estudios Churubusco, pues se demostró con estadísticas que el cine podía ser negocio para todos.

De acuerdo con estadísticas de la Cámara Nacional de la Industria Cinematográfica, que aglutina a distribuidoras exhibidoras, en 2008 fueron 14 millones de personas las que compraron boletos para ver cine nacional. En el año 2000 se registraron 11 millones.

‘El mexihollywood ‘

Los cineastas Alfonso Cuarón, Guillermo del Toro y Alejandro González Iñarritu impresionaron a todo el mundo en 2007, cuando sus películas Niños del Hombre, Babel y El Laberinto del Fauno encabezaban la lista de postulaciones al Oscar. Los llamaron Los tres amigos porque no se veía envidia entre ellos, sino por el contrario, apoyo. La amistad se confirmaría con la empresa conjunta Cha Cha Chá, que ya produjo la taquillera Rudo y Cursi. El trío había salido de México por varias razones, buscando consolidarse en el medio que les gustaba: el cine. “(El sistema económico foxista) es una estructura que está generando, por un lado, más mexicanos que están saliendo del país por necesidad o está creando gente como yo, que somos ‘braceros de lujo’ y que en lugar de integrar el trabajo a un desarrollo nacional nos tenemos que ir porque no se dan las condiciones”, comentó Cuarón en 2006.

Gael García y Diego Luna eran dos jóvenes que se abrían paso en el cine internacional. El primero trabajó bajo las órdenes de Pedro Almodóvar y Walter Salles; el segundo con los hollywoodenses Steven Spielberg y Kevin Costner.

Y ambos formarían, a su vez, la productora Canana, que acaba de cumplir cuatro años. El día de su celebración, Gael entregó el siguiente texto:

“Ahora el cine mexicano es parte del cine mundial y viceversa, siendo ésta la mejor yuxtaposición para el surgimiento de nuevas voces disímiles y originales, que poco a poco están formando un retrato de este planeta que aún tiene millones de historias infinitas que contar”.

A la cosecha mexicana en Hollywood se pueden agregar Ana de la Reguera, que trabajó con Bruce Willis; Martha Higareda con Keanu Reeves y Ana Claudia Talancón con Colin Hanks.

Detrás de cámaras destacan los cinefotógrafos Gabriel Beristain, Xavier Pérez Grobet, Rodrigo Prieto y Emmanuel Lubezki y Guillermo Navarro, este último, ganador del Oscar.

El futuro

La nueva década que está por arrancar podría ser conflictiva para el cine mexicano. Si la tendencia sigue como fue en ésta, anualmente deberán enfrentar un obstáculo por parte de las autoridades gubernamentales.

Víctor Ugalde refiere que se debe, además, buscar un mejor equilibrio entre las partes de la industria mexicana, pues por el momento los exhibidores se quedan con el mayor porcentajes del boleto.

El productor, de acuerdo con los actuales esquemas, se queda con poco más de 10 centavos por cada boleto vendido, una situación que frena la recuperación económica del sector. Por ahora las películas tienen la garantía de permanecer una semana en cartelera, pero dependiendo de la taquilla, para la segunda comparten sala con otros títulos mucho más taquilleros.

Prueba superada

Carlos Reygadas inició la tendencia de utilizar como protagónicos a gente que conocía en la calle. Así debutó en Japón, que conmocionó en Cannes.

´Cineastas como Amat Escalante, con Los Bastardos y Enrique Rivero, con Parque Vía, han seguido la tendencia. La taquillera El violín usó a un músico experimentado para dar vida a un guerrillero.

´El cine gay también asaltó las salas mexicanas con Julián Hernández como punta de lanza. Su ópera prima Mil Nubes de Paz Cercan el Cielo, Amor, Jamás Dejarás de ser Amor; ganó en Berlín y se convirtió en filme de culto.

´En cuanto a animación, en 2003 se estrenó la nacional Magos y Gigantes, tras 20 años de no hacer cine animado en el país. Luego vendría Huevocartoon con sus películas de huevos y recientemente Animex con La Leyenda de la Nahuala. Ahora mismo se encuentran en proyecto al menos otras tres producciones, entre ellas una en 3D, Brijes.

Peleas

María Rojo promovió en la primera mitad de la década que a cada boleto vendido en cine se le quitara un peso para ayudar a la producción mexicana. Los distribuidores se ampararon y ganaron. Semanas después las cadenas exhibibidoras elevaron el costo de las entradas.

El momento más álgido para el cine mexicano no fue éste, sino el intento a fines de 2003 de desaparecer al Instituto Mexicano de Cinematografía, al Centro de Capacitación Cinematográfica y a los Estudios Churubusco.

El anuncio, originado en el seno de Hacienda, tomó por sorpresa a todos. A propios y extraños. La misma mañana que salió la noticia en los periódicos se instaló un grupo de resistencia integrado por un representante de RTC, otro de Imcine y uno más de la comunidad fílmica, en un pequeño restaurante. En los siguientes días habría marchas sobre avenida Reforma. Los siguientes días serían cruciales. El gobierno dio marcha atrás.

Casi un sexenio después el Sistema de Administración Tributaria orilló a la comunidad a ponerse de nueva cuenta en pie de lucha, al cobrar impuesto sobre impuesto a quienes producían una película. El pasado 15 de diciembre, esa práctica quedó por completo en desuso luego de una votación hecha por diputados y senadores ese mismo día.

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