Faltan 84 días para que los ciudadanos de Torreón elijan a quien presidirá el Ayuntamiento en el periodo de 2010 a 2013. La lucha al interior de los partidos políticos con mayores probabilidades de ganar comienza a definirse.
De acuerdo al calendario del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana de Coahuila, el 10 de agosto es el último día para que los funcionarios que deseen participar en la contienda renuncien a sus cargos o pidan licencia. En estos días se harán oficiales o se descartarán las aspiraciones de quienes hoy figuran como posibles contendientes por la alcaldía. Es momento oportuno, pues, para repasar las ventajas y desventajas de los panistas y priistas más sonados en la carrera rumbo al palacio gris de la avenida Matamoros.
Dentro del Partido Acción Nacional, todo parece indicar que la candidatura quedará entre el actual director de Planeación Municipal, Rodolfo Walss Aurioles, y el diputado federal Jesús de León Tello. Sobre los hombros de ambos caen dos grandes losas: por una parte está la mala racha de su partido en las dos últimas elecciones -la de legisladores locales en 2008 y la de diputados federales en julio de 2009-, y por la otra, la imagen negativa que hoy acarrea la administración municipal del también panista José Ángel Pérez.
No obstante, puestos frente a frente, podría operar a favor de Jesús de León el hecho de no estar vinculado al actual gobierno local como lo está Rodolfo Walss, quien como uno de los colaboradores más cercanos al alcalde, comparte responsabilidad en muchas de las pifias que ha cometido la gestión de su jefe, por ejemplo, el fallido recurso de controversia constitucional presentado por el Ayuntamiento contra la supuesta violación a la autonomía municipal cometida por el Gobierno Estatal al crear la Secretaría de Desarrollo Regional.
Otro factor de ventaja para el legislador es su experiencia en puestos de elección popular: ha sido síndico municipal, diputado local y hoy federal, cosa de la cual no puede presumir Walss Aurioles, quien sólo ha ocupado cargos de gabinete. Sin embargo, este último posee, en teoría, un mayor conocimiento de la administración y los problemas locales, ya que ha trabajado como funcionario de primer nivel en la Presidencia Municipal desde hace siete años. En el gobierno encabezado por Guillermo Anaya se desempeñó como director de Ecología, y en el de José Ángel Pérez ha sido secretario del Ayuntamiento y ahora director de Planeación. Como un punto a favor hay que reconocerle el haber logrado negociar con los transportistas para llevar a cabo la modernización de los camiones del servicio público.
Un elemento en contra de Jesús de León es su fracaso en la elección interna del PAN en la que se designó al abanderado albiazul para la alcaldía en 2005, cuando perdió frente al actual alcalde. Además, su continuada labor en las cámaras, primero en Saltillo y luego en el DF, lo ha mantenido relativamente alejado del pulso local.
Todavía hace unos días el nombre de Carlos Bracho González, también diputado federal, se barajaba como uno de los posibles a disputar la candidatura a la jefatura del Ayuntamiento. Pero contrario a sus compañeros de partido citados arriba, Bracho nunca ha confesado tener esa aspiración, más bien ha sido gente cercana a él la que ha tratado de impulsarlo, tomando en cuenta la buena reputación que el legislador posee debido a su reconocida labor como director de Atención Ciudadana en el trienio pasado y ahora en su curul del palacio de San Lázaro, de la cual, según ha dicho, no piensa separarse hasta el último día del cargo, con lo que prácticamente se descarta para la contienda por la alcaldía. Aunque para muchos panistas y no panistas, Bracho sería el candidato idóneo.
En el Partido Revolucionario Institucional también son dos los que, desde hace meses, se "mueven" para ser candidatos: Eduardo Olmos Castro, secretario estatal de Desarrollo Regional, y Antonio Juan Marcos Villarreal, coordinador estatal de Organismos Descentralizados de la Laguna. Ambos cuentan con la ventaja de que su partido ha resultado triunfador en las últimas dos elecciones. Además tienen la oportunidad de canalizar el descontento que la actual administración panista ha sembrado en gran parte del electorado.
Ahora bien, cara a cara, cada uno presenta pros y contras. Respecto a Olmos, su principal lastre es la inconstancia y falta de seriedad que proyecta en los cargos que ha ocupado, ya que en los últimos 4 años ha brincado de puesto en puesto en cinco ocasiones: de diputado federal a secretario de Obras Públicas, luego a secretario de Desarrollo Regional, después a diputado local, sólo para regresar al cargo anterior, el cual tendría que volver a dejar si quiere ir por la presidencia municipal. Otro punto en contra es que fue el candidato perdedor de la elección municipal inmediatamente anterior, la que ganó José Ángel Pérez.
Como ventaja de Eduardo Olmos podría mencionarse la experiencia que se supone ha adquirido como integrante de la administración pública estatal y principal representante del Gobierno de Coahuila en la región.
En relación a Antonio Juan Marcos, su punto en contra más evidente es la falta de experiencia política, ya que sólo ha ocupado un puesto de elección popular, el de diputado local, y uno de gabinete, el que detenta actualmente. Otra situación que pudiera representarle una desventaja es el hecho de que mucha gente aún lo ve "sólo" como el hijo de Salomón Juan Marcos Issa, ex alcalde de Torreón, de cuya administración no se recuerdan grandes cosas.
Como punto a favor puede operar su juventud, si la sabe aprovechar para dar una imagen fresca y renovadora en medio de un desgastado panorama político local.
En medio de esta disputa tricolor, la figura de Salvador Hernández Vélez, diputado local, aparecía hasta hace poco como la del "caballo negro". Pero en los últimos días el también dirigente del PRI en Torreón ha negado que aspire a ser el próximo inquilino del palacio gris, ya que dice estar concentrado en su recién iniciada labor legislativa, a pesar de que muchos, dentro y fuera de su partido, lo ven con las tablas suficientes para desempeñar un buen papel al frente del Ayuntamiento. Tal vez su mirada esté puesta en 2013.
Lo cierto es que, sea cual fuere el candidato de cada partido, no les va a ser fácil recuperar la confianza de un electorado que, aunque ha vivido la alternancia, ve que su ciudad se aleja poco a poco del añejo anhelo de convertirse en el principal polo de desarrollo y modelo del centro norte del país, para transformarse en la sucia y desordenada urbe donde vivir bien se ha vuelto una improbabilidad para la mayoría.
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