Entre tanto crimen mayor y el destape del cochinero que es la política que está llegando a los niveles más vergonzosos de los últimos años, esta semana sucedió un hecho que aunque ciertamente se trata de un diferendo entre particulares, las consecuencias de los mismos hacen que trasciendan a la comunidad y por ello se conviertan en temas de interés general.
El día martes pasado, fue derrumbada parte de la barda perimetral del fraccionamiento Los Azulejos, ello debido a una orden judicial a favor de la acción que llevó a cabo la empresa Promotora Habitacional. El operativo llamó la atención puesto que contó con la participación de alrededor de veinte patrullas de la Policía Investigadora y Operativa de la Fiscalía General del Estado de Coahuila.
Esto es una consecuencia más de la triste historia de Los Azulejos. Cuando la situación económica era otra, en La Laguna - propiamente en Torreón- se inició la construcción de dos desarrollos habitacionales que serían fraccionamientos residenciales cerrados, incrustados alrededor de clubes sociales y deportivos, dotados de campos de golf. Al oriente de la ciudad se edificó el Club de Golf Montebello, mientras que al norte, nacía Los Azulejos.
Sin duda alguna, que la construcción de los dos campos haya sucedido, por donde se vea fue positivo, ya que con ello, la región contaría con una oferta mayor y mejor para los practicantes del golf, lo que logró que La Laguna se convirtiera en un referente nacional para los amantes de este deporte, que por sus características propias requiere de poder adquisitivo considerable para su práctica, lo que genera consumo importante, y con ello, propicia derrama económica, empleos; produciendo prosperidad. Si bien es cierto que La Laguna no es propiamente un atractivo turístico, la inversión de golf y los servicios médicos de calidad que para el tamaño de mancha urbana se tienen, daban la oportunidad a los laguneros de captar divisas provenientes tanto del turismo médico, como de los golfistas foráneos.
Montebello ha sido conducido por una sola familia empresarial, mientras que en Los Azulejos figuraban dos personas que poco después entre ellas mismas pelearon profundamente por el propio fraccionamiento, y a través de los medios de comunicación en distintas maneras, ventilaron sus posiciones encontradas.
Además, desde hace ya años pesa sobre el propio proyecto de Los Azulejos, un litigio largo por el cual esta semana le fue derribada una barda y ya antes el campo de golf había sido mutilado con una valla ciclónica, amén del reclamo de la propiedad de la tierra donde se había edificado todo el complejo habitacional y de golf.
Al pasar los meses más noticias aparecían de la precaria situación económica de Los Azulejos, que se notaba en la caída del mantenimiento del campo de golf más competitivo de los cuatro que hay en la región. Los rumores de que cada vez más proveedores no recibían su pago -que aseguro no es cosa exclusiva de esta empresa- así como del propio suministro del agua, hacían que se devaluara cada vez más, lo que sin duda es un bello lugar.
Es de verdad penoso lo que está sucediendo con Los Azulejos, pero quizá lo peor de todo es el daño que este litigio ha causado a cientos de familias que decidieron invertir en lotes de terrenos para hacer sus casas, y que hoy, la tierra de ese lugar valga tan poco, amén de la incertidumbre jurídica de los predios. También, en que un lugar tan notorio esté sufriendo disputas tan agrias por su posesión, desprestigia a Torreón y a Coahuila, porque no hay duda que el Registro Público de la Propiedad tiene su responsabilidad en parte de todo este embrollo, así como el municipio que en su tiempo expidió las licencias pertinentes.
El tiempo ha transcurrido y no hay arreglo aún, quizá la intervención del Gobierno que con oficio logre establecer justicia, pero sobre todo, que se resarza lo malo para que los terceros afectados y la ciudad, cuenten con un espacio, Los Azulejos, que sin duda aportan para que La Laguna sea un mejor lugar para vivir.
El asunto no está fácil, porque la génesis de este Club no es muy clara y su conducción, no es precisamente un ejemplo empresarial, por decir lo menos.