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Los ceniceros

GILBERTO SERNA

Se dijo en algún medio, que se concedió un amparo que permite fumar en un conocido centro comercial a nivel nacional no obstante la Ley Antitabaco y lo benéfico que resultaba para la salud de los no fumadores, el amparo se interpuso en contra de lo dispuesto en los artículos 60, 61, 62, 63 y 65 del reglamento de la Ley General para el Control del Tabaco en los cuales se establecen las características que deben tener las áreas para fumar.

Lo que se dice es que se refiere al incidente de suspensión donde se celebra una audiencia en la que el juez de distrito sin estudiar la constitucionalidad de la medida tomada, en el caso particular por las autoridades del Distrito Federal, tomando en cuenta tan sólo que el caso del cierre era cierto, decidió conceder la suspensión que le llaman definitiva para el efecto de que permanezcan las cosas como están, o sea abiertas las áreas de fumar en tanto de celebra lo que en amparo se denomina audiencia constitucional donde el juez, con base en los alegatos de las partes en los informes justificados, junto con las pruebas que se hayan rendido por las autoridades responsables, la autoridad y los terceros perjudicados, resuelva si en perjuicio de la quejosa, es decir la empresa, se ha cometido un desaguisado legal, esto es una violación a sus garantías constitucionales.

La Ley dice que nadie podrá ser molestado en sus bienes, propiedades o posesiones si no es con una orden de autoridad competente que funde y motive la causa legal del procedimiento. Eso es lo que no ha estudiado el juez, ya que, como dije antes, apenas se demostró que es cierto, sin prejuzgar sobre su legalidad, el acto reclamado. Este triunfo de los abogados de la empresa amparista, salvo un mejor criterio no la llevará a otra parte que no sea al cumplimiento de la Ley. La Suprema Corte, máximo tribunal en este país, resolvió que la Ley Antitabaco del DF tiene validez legal. Es por eso que no le vemos mucho futuro a la demanda de amparo. La empresa está obligada a conservar sus áreas, a donde asiste el público, libre cien por ciento libre de humo.

No entiendo cómo es que se jacta ese negocio, el que sea, de hacer lo que sea necesario para preservar la salud de sus clientes y por otro lado impugna, sin ningún fundamento legal una Ley que beneficia a la mayoría de la población, excepto a los que expelen humo hasta por los oídos. No queda más que decir que estamos en presencia de una doble moral.

Hace tiempo que las autoridades sanitarias descubrieron que el fumador pasivo, aquel que no fuma pero aspira el humo de los cigarrillos de otros, es tanto o más perjudicial que el humo que aspiran los fumadores.

De ahí que hubiera la preocupación por defender el derecho de los no fumadores. Se estableció que en los lugares de asistencia popular los fumadores deberían abstenerse de lanzar al aire el humo de sus cigarrillos. Como eso no fue posible, se desató una guerra entre los que sí fuman y los que no, de tal manera que dio lugar a que se expidiera una Ley que en esencia no prohíbe que se fume al aire libre ni tampoco lo impide en lugares que previamente cumplan con determinados requisitos.

La Ley es federal, por tanto debe ser acatada en todo el territorio nacional. Aquí, en Torreón, hemos estado en establecimientos donde se estima que con sacar a los fumadores de las áreas donde se encuentran los no fumadores es suficiente. No obstante que la Ley obliga a que las áreas deben ubicarse en lugares que no sea el paso obligado para las personas que no fuman. En particular para embarazadas, personas mayores y aquellas que padecen males cardiovasculares, respiratorios y asmáticos, entre otros. Los pequeños espacios apenas sacaron a los fumadores del interior cumpliendo con su obligación de proporcionar un aire limpio a sus clientes.

Esas áreas del exterior se encuentran aisladas, pero al salir los clientes del interior el humo que permanece sin disiparse contamina de todas maneras el ambiente. Los empleados de esa empresa le manifiestan a los clientes que no fuman que la empresa está amparada. Lo único que podría pasar es que los no fumadores viendo el perjuicio que les puede provocar en su salud se vean en la necesidad de dejar de acudir a los salones donde se permite fumar sin restricción alguna. En fin, esperemos que este boicot no ocurra, siempre que los ceniceros dejen paso a la salud de los laguneros.

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