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Los costos de la pena de muerte

EL COMENTARIO DE HOY

FRANCISCO AMPARÁN

Como ustedes recordarán, en la pasada campaña para elecciones legislativas federales, ese fabuloso negocio familiar que se hace llamar Partido Verde Ecologista de México, centró sus propuestas en la instauración de la pena de muerte para secuestradores, asesinos y otras alimañas. De los que viven sin trabajar a costa de nuestros impuestos, que no hacen absolutamente nada por México, y contribuyen grandemente a degradar nuestra vida pública con su cinismo y simulaciones, de ésos no dijeron nada. Digo, se podían haber incluido a sí mismos en la propuesta.

Como era de esperarse, por ir explícitamente en contra de los principios del movimiento verde global, el PVEM fue expulsado de la Asociación Internacional de Partidos Verdes. Hasta entonces se enteraron en Europa que el de aquí era de a mentiritas. Bueno, más vale tarde que nunca. Acá hay un buen porcentaje de la población que cree que es en serio. Hasta que es un partido.

El caso es que, una vez asegurado el registro y el poder seguir mamando del presupuesto del IFE, el Verde se ha olvidado del asunto. Mejor dicho, no se ha olvidado de algo que jamás pretendió hacer. Simplemente volvió a su cinismo histórico y a jugar a las alianzas con otras agrupaciones políticas, a ver en dónde saca más raja. Y ya. Es todo lo que ha hecho a lo largo de su existencia.

En otros países, la pena capital sigue siendo un tema controvertido. Pero ahora, según un reciente informe, por un detalle que uno nunca hubiera considerado: el costo por reo de muerte.

Resulta que en Estados Unidos, en la mayoría de los 35 estados que aún mantienen como opción la ejecución de los criminales, resulta mucho más caro cada preso en espera del cadalso (o su equivalente) que haberlo condenado a cadena perpetua. Ello, porque el sistema de apelaciones para ese tipo de castigo puede ser tardadísimo y costosísimo.

Según el estudio, resulta mucho más barato para los contribuyentes que un acusado se declare culpable a cambio de no recibir la pena de muerte, que someterlo a juicio para finalmente condenarlo a ser ejecutado

Para colmo, abundan los estados que condenan a los reos a muerte, y la hacen cansada para ejecutar la condena, debido a las broncas con quienes se oponen a la misma. Así que aunque en realidad no piensan eliminar a nadie, la simple condena a muerte les sale carísima a los ciudadanos que con sus impuestos mantienen a quienes se hallan en capilla.

Así que hasta en lo económico hay que fijarse, a la hora de hablar a favor o en contra de la pena de muerte. Cosas del capitalismo, dirán algunos.

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