Se jugó una edición más del partido emblemático de nuestro balompié, el llamado "Clásico de Clásicos" entre Guadalajara y América, con el ya conocido resultado a favor del chiverío, sin embargo, bueno sería ponderar algunos aspectos entre los que destacan, por su papel fundamental, los debutantes.
Arrancamos con los directores técnicos, por riguroso orden de antigüedad, y así encontramos a uno de los Ramírez, Jesús, más perdido que perro en periférico, sin encontrar el cuadro ideal, ausente en las ideas y emocionalmente extraviado a la hora de modificar ya sea la estructura del equipo o haciendo cambios pertinentes. Más de uno ya empezó a echar en falta al "Pelado" Díaz y su horrenda forma de dirigir.
Del otro lado, imposible juzgar la labor de Francisco Ramírez, ya que al haber asumido el ducado, que como prebenda otorga la pareja real en el Rebaño Sagrado, hace apenas tres días que da la impresión de que son los jugadores quienes sacaron el resultado en base a un libreto más que aprendido.
El cuadro bajo de las Águilas da más facilidades que alguna conocida tienda de electrodomésticos, famosa por otorgar crédito hasta a los difuntos, y mucha culpa de ello recae en Édgar Castillo, contratado como refuerzo para la presente temporada.
El jugador proveniente de Santos de la Comarca, donde era un verdadero jet por la banda izquierda, acá en Coapa no ha encontrado posición alguna. Ataca mal y defiende peor. El chico parece condenado a engrosar la lista de extraordinarios futbolistas echados a perder al portar la casaca azulcrema.
En partido oficial también hizo su presentación Robert de Pinho, quien sin la compañía de Salvador Cabañas parece huérfano sin hospicio. Lejos está el brasileño de sus mejores días con el Atlas.
La misma suerte corrió el chileno Jean Beausejour, relampagueante por la izquierda en los juegos amistosos y un trailer en los partidos oficiales, incapaz de driblar a nadie y menos de enviar un centro con intenciones malignas. Un petardo más.
Ángel Reyna se la pasó repartiendo castañas hasta que fue tardíamente amonestado y deambuló solo por la media cancha, e inéditos se fueron los jugadores que ingresaron de cambio, a saber, Andrés Chitiva y Daniel Márquez.
Parece que a todos estos debutantes nadie procedió a explicarles en qué consistía jugar ante Chivas.
Los refuerzos tapatíos funcionaron mucho mejor en su presentación ante la alta sociedad. Aarón Galindo fue un elegante bastión defensivo y Amaury Ponce grabó su nombre en la historia haciendo el gol del triunfo. Javier Hernández puso sólo voluntad.
Finalmente, debutó con éxito en esta clase de cotejos el árbitro Jaime Herrera. Lo hizo muy bien, con personalidad, estilo y sin aspavientos, llevando su encomienda a buen puerto.
En el balance general, a los debutantes cremas les faltó corazón.