Nuestra querida ciudad ya está en los titulares nacionales, eso no sucedía desde la fiebre del oro blanco, finales del siglo XIX principios del siglo XX, en la que a nuestra comarca llegaron gente de muchísimas nacionalidades y firmas comerciales para aprovechar ese auge, que como dijo Don Teofilito, vino, se fue y no volverá. Bueno parece que por estos tiempos tenemos otro tipo de boom, peleado por grupos a sangre y fuego, y la ciudadanía totalmente desprotegida a merced de ellos. ¡Nos cayó el chahuistle!
Pero eso no es todo el problema de nuestra ciudad, sino que también nos aquejan problemas ya muy añejos, que se representan en el deterioro total nuestra ciudad, antes, muy antes, bella, limpia, planeada, bien trazada, vivible y armoniosa. Ahora tenemos una ciudad fea, sucia, contaminada visual y ecológicamente, sin planeación, nuestro Centro que de tan feo corroe la vista y lo peor es que no se le ve fin al constante deterioro.
Y digo que el problema que nos aqueja es de muchos años porque nuestros alcaldes que han sido electos democráticamente de acuerdo a nuestras leyes electorales a la hora de la toma de sus decisiones, no son demócratas sino más bien parodian al dictador que llevan dentro, entonces toman o han tomado diferentes decisiones en diferentes épocas y la suma de todo ello ha sido el resultado de esta ciudad ya muy lejos de ser lo que alguna vez fue.
Estos alcaldes nuestros tomaban o toman las medidas concernientes en base a su “filling” político o a los no demostrables, pero sí factibles, intereses económicos. Entonces para poder hacer ellos su jugada se crea una nube de humo con las reformas o mejoras que hacen a la ciudad, sólo por dar gusto a un grupúsculo de gente que son las que hacen ruido. Y actuando de esa forma de un día para otro se cambiaron los árboles del bulevar Independencia, que se llamaba bulevar Torreón, igual los de la Plaza de Armas, llegó otro con otra ocurrencia y por quedar bien con su amigo y le quitó los camellones laterales y convirtió un bulevar en calzada, otro alcalde afanoso quitó el lindo quiosco de la Plaza de Armas, para poner un horripilante porta-reloj, vino otro y de un plumazo cambió las rutas que antes cubrían la ciudad como la San Julián que iba desde la colonia Estrella a la Alianza y Torreón Jardín que hacía un recorrido planeado en función de un servicio comunitario no de crear y beneficiar al pulpo transportista, y así autorizaron las rutas que tenemos ahora que son de Norte a Sur y de Oriente a Poniente, y para que cupiesen más camiones en las calles y éstos se compitieran el pasaje les cambiaron la circulación a todas las calles de la ciudad, con las consecuencias que ya conocemos; igual se le ocurrió a otro convertir Torreón en Jalapa y promovió los bailongos en la Plaza y se han agregado los aficionados y junto a ellos todos los ambulantes habidos y por haber, cada cual con su música y la permitida venta de artículos “piratas”, que nadie ve; otro, nos hereda un Arco horroroso, otros cambiaron las bancas de la Colón, convirtiendo la Alameda en parque de diversiones terminando de esa forma con una zona residencial; en fin la lista es interminable y eso no citando decisiones más controvertidas.
Al mismo tiempo para no tener broncas dejan que todo mundo haga lo que quiera, se permite todo; se abre un bar y los vecinos a aguantar hasta las altas horas de la noche el terrible ruido que se genera, se circula sin placas, se tira el escombro donde sea, contaminación visual con espectaculares que aparecen como hongos, graffiteros, expendios, colonos que cierran las calles por exclusividad o “seguridad”, juntan firmas o se acuestan en el suelo para impedir obras que benefician a la comunidad, gente que se apodera de las banquetas, plazas, iglesias, su vendimia de comida que nadie checa la higiene y agregue usted los dale dale o viene viene que tienen convertida la ciudad en su estacionamiento privado.
Pero a pesar de todo eso todavía hay ciudadanos que nos indignamos ante tales atropellos y que creemos que se puede mejorar nuestro entorno y elevar el nivel cultural de la ciudad, pero aún ahí se trabaja contra corriente y para muestra vemos lo empeñado en que está el Alcalde en colocar ambulantes en los “andadores” que está haciendo en la calle Cepeda frente al Museo Arocena, ¿sabe qué Señor Alcalde? con todo respeto y la cortesía que su cargo implica, no se lo vamos a permitir creo que ya estamos hartos de tanto problema a lo que nos tenemos que enfrentar cada día sus sufridos gobernados, ¿qué no ve usted que el Centro de nuestra ciudad es una porquería, que huele mal, está contaminado, es ruidoso, que no tiene servicios sanitarios? Y no se vale decir que ya estaban, usted reubíquelos, para eso es alcalde, para poner orden ¿por qué no renta o compra uno de los tantos edificios que están prácticamente abandonados y ahí los pone? Ellos conservan su fuente de ingreso y usted dignifica y adecenta la ciudad, no enfrentando a la ciudadanía. Sea valiente y haga lo que tiene que hacer, es de sabios cambiar de opinión, al fin su futuro político lo definirá el “acaso” que no tiene nada que ver con sus ambulantes.