El problema no es nada nuevo, se inició hace unos años con el auge del Internet y se agudizó con la debacle económica que sufre Estados Unidos y el mundo.
Hablamos de la crisis de la industria periodística que ha tenido sus peores repercusiones al interior de la Unión Americana.
En 2008 el prestigiado periódico Christian Science Monitor suspendió su versión impresa para quedarse sólo por Internet. El mes próximo el Detroit Free Press, con 177 años de vida, cancelará la entrega de suscripciones los lunes, martes, miércoles y sábados para ahorrar costos.
La empresa Tribune de Chicago que incluye a Los Angeles Times y al Baltimore Sun, se declaró en quiebra el año pasado y hasta el momento no hay solución a su lío financiero.
Varios diarios norteamericanos líderes como el Miami Herald de Miami, Florida, y el Union Tribune de San Diego, California, están a la venta y según los indicios no existe gran interés en adquirirlos ni posturas atractivas para sus propietarios.
Varios periódicos en español como El Nuevo Día de Orlando, el Hoy de Nueva York y tres ediciones regionales de Rumbo en Texas, cerraron sus puertas el año pasado.
Hoy por vez primera desde que el periodismo floreció al arrancar el siglo XX, existe el peligro de que ciudades grandes se queden sin matutinos para dar paso a una guerra de lectores entre periódicos comunitarios, semanarios y revistas.
Cuando en el pasado otras crisis afectaron a la prensa norteamericana, se registraron cierres, fusiones y relanzamientos de diarios de tal manera que en cada plaza se quedó con un matutino único o al menos dominante.
La explosión de usuarios del Internet junto a los altos costos para producir y distribuir periódicos, generaron una mezcla fatal para la sobrevivencia de los medios impresos.
No es la primera ni la última crisis que atraviesa el sector. Se vivieron tiempos muy difíciles en las guerras mundiales y en otras épocas de turbulencia económica.
A principios de los ochenta y ante el sorpresivo éxito de la cadena de noticias CNN, su fundador Ted Turner pronosticó que los periódicos desaparecerían en diez años.
Tiempo después Turner aceptó su equivocación y el haber subestimado a los impresos.
Hoy en día esta crisis financiera de los periódicos ocurre paradójicamente cuando el índice de lectura de las noticias y la calidad informativa está por los cielos.
Según el Centro Pew de Investigación, por primera vez en la historia los norteamericanos se enteraron mayoritariamente de las noticias por Internet en lugar de los medios tradicionales durante 2008.
Los diarios y los medios electrónicos han desarrollado portales de Internet de alta calidad periodística y técnica. Conocemos las noticias de manera inmediata y con una amplia variedad de recursos técnicos como el video, audios, diseños gráficos y fotografías. Ya no es necesario esperar al ejemplar del día siguiente ni al noticiero nocturno.
Pero entonces, ¿dónde se originó esta crisis? Para algunos especialistas fue el abandono de esquemas comerciales eficientes en tanto otros ubican la debacle en haber convertido el contenido en un producto gratuito y de libre flujo.
Hoy el negocio lo realizan los proveedores del servicio de Internet además de las compañías de cable, teléfono y televisión. Pero los periódicos decidieron en los noventa regalar abiertamente sus contenidos y ahora pagan las consecuencias.
El periodista Walter Isaacson, ex director de la revista Time, afirma que la solución será pagar por el contenido en Internet a través de sistemas eficientes, por ejemplo cobrar 10 centavos de dólar por leer un artículo o diez dólares al mes por acceso sin límites.
Lo cierto es que habrá muchos perdedores en esta crisis, pero aquellos periódicos que sobrevivan en base a creatividad, calidad noticiosa e innovación comercial, serán los grandes ganadores en el periodismo escrito y electrónico del futuro.