De la vida misma
Desde niños nos llamaba la atención este tema, el de los fantasmas.
¿Se aparecen de verdad? Preguntamos una noche a abuelito "Toño".
Él, con su calma habitual nos dijo riendo: No existen, ellos sólo están en la imaginación de la gente.
Tuvimos muchas oportunidades de constatar las palabras de abuelito, yendo temprano, a las cinco de la mañana por el pan que elaboraban en la panadería de don Jesús Reza. Íbamos por los oscuros callejones temerosos de que saliera algún aparecido pero los únicos que se cruzaban en el camino eran perros y gatos que hacían sus travesuras.
Fue hasta en la edad adulta cuando conocimos a los fantasmas.
Son éstos seres como de otro mundo, que estaban en las escuelas por donde pasamos, sin hablar, sin tomar en cuenta al prójimo.
Luego los encontramos en las calles con igual comportamiento.
Y también en el trabajo, donde siguen apareciendo, con su misma actitud. No saludan, hacen de cuenta que ni nos ven, pero tampoco nos asustan porque nosotros también los ignoramos.
Los fantasmas son en realidad seres mal educados, faltos de atenciones para con el prójimo.
Usted los puede tener al lado y hace de cuenta que ni están ellos ni usted.
Viven en el hiperuranio, un mundo según ellos superior al nuestro.
Por ello no se dignan vernos, ni saludarnos.
No son nada sociales, casi no hablan con nadie.
Así que cuando se vayan de este mundo nadie los extrañará.
Qué bueno que usted es diferente, y que por las mañanas saluda y platica con sus seres queridos, y luego lo hace en la calle, en la escuela y sobre todo en el trabajo.
Este mundo es nuestro, y el ser humano es un zoon-politicón que no puede vivir aislado porque necesita de los demás para un mejor vivir.
