Lo más importante para enseñar a los niños a ser geniales es que los padres aprendan a pensar de manera genial.
Lo más importante para enseñar a los niños a ser geniales es que los padres aprendan a pensar de manera genial.
Las anécdotas sobre la infancia de muchos sabios pueden desconcertar sobre cómo aprendieron en sus primeros años en la escuela, se sabe que algunos fueron rebeldes y otros retraídos, y unos cuantos ya daban señales de su genialidad.
Nuria Suárez, especialista en Terapia Emocional por Objetivos-Enseñanza, nos explica que "todo niño puede aprender como un genio, siempre y cuando le estimulemos de forma adecuada".
Se trata de aprovechar "la etapa de la mayor plasticidad cerebral del individuo, es decir, que durante la infancia es la época en la que las conexiones cerebrales se enlazarán con mayor rapidez; de forma natural todos los seres humanos nacemos con potencial de genios", afirma.
La experta en terapias alternativas no duda: "El entrenamiento más importante no será el de los niños, sino el de los padres, para que aprendan a pensar de manera genial y no limiten ese potencial".
De dónde viene la genialidad
Nuria Suárez explica que se debe hablar de "la genialidad como la capacidad de aprender aceleradamente e, inclusive, del ambiente, incrementando la inteligencia. Un genio no se cansa de aprender y siempre deseará saber más. La genialidad se puede expresar a través de distintas inteligencias, como la musical, artística, corporal, matemática; sin embargo, al no estimularlas, estas inteligencias se pierden".
Y va más allá: un niño genial nos exige investigación constante, ya que harán preguntas que sobrepasan nuestros conocimientos, en especial, notarás que la forma en que deducen y razonan es novedosa.
"Así es que esa educación especial tendrá que ser una combinación de la propia investigación con la ayuda de personas especializadas en el tipo de inteligencia que desarrolle tu hijo, por ejemplo, un matemático o un músico", argumenta.
Genios incontrolados
La experta en educación para genios nos señala que uno de los principales miedos de los papás al pensar en niños geniales, es la creencia de "genio atormentado", pero, "lo importante será entrenar a la inteligencia para ser feliz. Nuestra investigación parte del principio de que todo es un aprendizaje, a ser feliz se aprende, a ser infeliz también, el éxito y no éxito también son un aprendizaje y cada uno tiene un razonamiento particular".
Lo importante, remarca, es enfocar que la inteligencia nos ayude a ser felices, a convivir mejor, a comunicarnos de maneras más eficientes, a encontrar un sentido de vida.
"Una característica de los genios es ese deseo de saber más, por ello, tienden a querer desmembrar las cosas para conocerlas, destruyen para construir un aprendizaje, investigarán las reacciones de nosotros como papás y contínuamente estarán probando nuestros límites, sencillamente porque la estadística de nuestras reacciones les permite saber más del mundo en que viven", indica.
Esa inquietud por saber, al ser reprimida se convertirá en resistencia, mala conducta, frustración. Los papás tendríamos que ser los primeros en ser entrenados para saber observar el proceso de nuestros hijos, debemos convertirnos en científicos para aprender cómo aprenden nuestros niños.