Al paso de los años nada como una buena cara, incluso si hay que echar mano de la ciencia rejuvenecedora.
La idea de que el cuidado estético es un asunto femenino es cosa del pasado, y sólo hay que tener en cuenta un dicho popular para saber que eso no es realidad: a partir de los 40 años, los hombres viven una segunda adolescencia; justo en esta etapa cuando comienzan el viaje hacia el envejecimiento, quieren verse mejor.
Ángel Carranza, director del Centro Integral de Cirugía Estética y Reconstructiva, afirma que esto puede ponerse a discusión y resultará cierto o no dependiendo de las características de cada individuo, pero lo que todos debemos tener en claro es que a los 40 se inicia un periodo de cambios graduales, tanto físicos como emocionales, que pueden hacer que un hombre entre en la llamada “crisis de media vida”.
¿Qué hacer?
El médico nos dice que basta con verse al espejo y notar que se está perdiendo cabello, que la cintura se ensancha y, sobre todo, que en el rostro han aparecido marcas reveladoras de la edad que lo hacen lucir cansado, con falta de vitalidad y juventud.
Para hacer frente a esta realidad, existen procedimientos estéticos no invasivos que permiten a los hombres conservar una buena apariencia, pues asegura que la imagen juega cada día un papel más importante y que puede ser la clave del éxito en una sociedad tan competitiva como la nuestra.
Son tratamientos estéticos ideales para los hombres que les ayudan a verse y sentirse bien sin necesidad de someterse a una cirugía. Además, permiten reincorporarse de forma rápida a sus actividades diarias, ya que por lo regular no necesitan preparación previa, su aplicación es relativamente sencilla y no requieren de hospitalización ni tiempo de recuperación.
A diferencia de la cirugía plástica, los resultados no son permanentes, es decir, su efectividad dura algunos meses e incluso años.
Los preferidos
De acuerdo con especialistas, los varones recurren con mayor frecuencia a este tipo de tratamientos, pues aseguran que les permite corregir puntos específicos sin que ello represente un cambio radical en su aspecto y, sobre todo, con muy poco dolor y sin cicatrices.
Los tres tratamientos no invasivos que los hombres prefieren son:
Botox. Mediante piquetes, la toxina botulínica tipo A se aplica principalmente en las “patas de gallo”, entrecejo, cuello y frente, pues se utiliza para atenuar las líneas de expresión. Proporciona frescura, vitalidad y luminosidad sin modificar la expresión natural del rostro.
Ácido hialurónico. Su principal objetivo es remodelar los contornos del rostro y labios, además de dar volumen en áreas modificadas por el envejecimiento, es decir, es ideal para rellenar surcos y arrugas.
De acuerdo con especialistas, hay diferentes marcas que brindan una alternativa eficaz y segura para restablecer la piel dañada por los años. Uno de los productos más utilizados por los dermatólogos y cirujanos plásticos es surgiderm, un ácido hialurónico de origen no animal parecido al natural, por lo que su aplicación puede realizarse con toda confianza y sin riesgo de rechazo.
Otras cosas
Las fototerapias son una serie de tratamientos en los cuales la luz en diversas presentaciones es el elemento principal para lograr el efecto deseado.
Una opción es la luz intensa pulsada (IPL) en la cual se utilizan descargas de luz similares a las de un flash fotográfico pero de gran intensidad, que ayudan a que las capas superficiales de la dermis se vayan desprendiendo, quedando en su lugar una piel de color más uniforme y libre de imperfecciones.
Otra alternativa es el peeling, que consiste en la aplicación de sustancias químicas sobre la piel del rostro para retirar la primera capa de la dermis y así acelerar la regeneración de la misma. Con este tratamiento no quirúrgico se eliminan manchas, cicatrices y arrugas no profundas.
