El término impuesto deriva de imponer o imponerse. Si repetimos aquí la frase despótica del marqués de la Croix que decía a sus gobernados ustedes súbditos habéis nacido para obedecer y callar, lo entenderemos mejor. Cualquiera pensaría que los políticos que obtienen un cargo, cuando han prometido defender los intereses populares, sencillamente lo hacen.
Pues no me lo va usted a creer, una vez arriba se olvidan de lo que prometieron o por una razón desconocida encuentran que deben hacer precisamente todo lo contrario, es decir, en este caso, elevar las contribuciones.
En mis tiempos de estudiante se nos decía que los impuestos son las prestaciones en dinero o en especie que el Estado fija unilateralmente y con carácter obligatorio a todas aquellas personas cuya situación coincide con lo que la Ley señala como hecho generador del crédito fiscal. A la fecha no ha variado mucho el concepto ya que ahora se dice que es el tributo que los individuos deben pagar al Estado para que éste, a través de ese pago, pueda financiar sus gastos.
Esto a propósito de la alza de impuestos que en estos días se aprobó por los diputados federales.
Es cierto que los gastos que realiza el Gobierno deben financiarlos los contribuyentes, en eso no hay la menor duda, ¿de qué otra parte podría sacarlos?
La molestia, es por que no se hace lo necesario para acabar con los privilegios de una clase política que no quiere darse cuenta que la situación económica está dejando a los marginados en la más completa de las miserias. No es posible cerrar los ojos.
Los desheredados crecen cada día que pasa. Han aumentado los delitos patrimoniales como hongos después de una tupida lluvia.
Un día sí y otro también, los conductores de vehículos particulares, sobre todo si son mujeres, han sido obligadas a descender de sus unidades en robos a mano armada, desposeídas de su medio de transporte y obviamente vejadas con gran crueldad. Esto es de lo más intolerable.
Se corre el riesgo de que un día de éstos se tenga que lamentar la pérdida de vidas humanas.
Aquel principio de equidad en materia de impuestos a que se refiere la norma constitucional, es letra muerta.
El que perciba más ingresos, debe pagar más en tanto que quien obtiene poco dinero, menor será el gravamen que deba cubrirle al Gobierno. Esto es, el monto de los impuestos estará determinado por los ingresos que el causante perciba.
Esto no ocurre en este país. Dejemos a un lado a los incrementos en el costo de los vicios, ya se preocuparán las empresas productoras de cigarros y de cerveza en buscar que el Gobierno los compense. Así ocurrió con las televisoras que vieron afectados sus ingresos, con motivo de las prohibiciones que se dieron con la Ley electoral, a cambio obtuvieron que los anuncios comerciales se extendieran sin ninguna consideración para el consumidor que a querer o no se tiene que tragar las notas comerciales por un tiempo inmoderado en que machaconamente le reiteran las supuestas bondades de los productos de sus anunciantes. ¿Y el pueblo? A querer y no tiene que soportar sin que pueda defenderse del bombardeo con el que a mañana y tarde le taladran los oídos.
Los políticos suelen jugar a la gallinita ciega, se tapan los ojos para no darse cuenta de los problemas que se están creando a su alrededor y a pesar de que los intuyen, se hacen los desentendidos, moviendo los brazos como aspas en el vacío sin lograr encontrar una solución.
No creo que se les haya secado el cerebro de tal manera que no se den cuenta de que la tuerca no puede dar más vueltas, con el peligro de que se llegue a romper el tornillo social. A menos que hayan enloquecido, viendo plano lo que es curvo, tarde o temprano se darán cuenta de que apretando con el pago de cada vez más altos impuestos lo único que lograrán será descomponer el engranaje social. Lo cierto es que una vez aprobados los nuevos impuestos ya ni llorar es bueno.
¿Por qué ese prurito de tratar de eludir la paternidad del alza de uno por ciento al IVA? si la Secretaría de Hacienda reconoció haber hecho la propuesta, lo que aun a pesar de ello pudo ser rechazada por el PRI, PAN, PVM y Panal, que emitieron un voto a su favor. Se puede decir que no mataron a la vaca, pero sí que le agarraron una pata.
En fin, tratar de eludir la responsabilidad de una alza de impuestos es lo mismo que querer que el proverbial dedo tape los rayos del Sol.