Todos los estudiantes, profesores, directivos y hasta la gente de intendencia, celebró el paso del 'Pumabus' donde marchaban los campeones. (Fotografías de Notimex)
México, Df.- Son las 13:15 horas y el Turibús sale del estadio Olímpico Universitario con unos desvelados pero sonrientes campeones, quienes la misma noche de la coronación no pudieron ingresar al Ángel de la Independencia, por la misma multitud que ahora surge de todas direcciones.
"¡Gooooya...!", gritan ayer también esas voces desgarradas, con sus playeras auriazules, al descubrir el rojo vehículo con la leyenda "aquí viajan garra y espíritu, por seis veces campeón", que lleva por delante a Sergio Bernal y Leandro, alternando el plateado trofeo del Clausura 2009.
Ahí va también el "Pikolín", orondo, quien al igual que Goyo Puma batalla para evitar ser golpeado por puentes y árboles, hasta que en una de esas la botarga no se salva y se lleva severo golpe que lo deja mareado, acorde con la cruda que ya de por sí carga.
En una hora se realiza el recorrido por el circuito universitario. La feliz plantilla se topa, de inicio, con el mismísimo José Narro, quien al igual que los estudiantes, fuera de sus facultades, abandona el edificio de rectoría para saludar de cerca a los campeones.
"Sé que este equipo es muy representativo, por eso es muy querido. Por eso hoy vimos a jóvenes, adultos, maestros, trabajadores, entregándose, en un acto inédito. Es la primera vez que el equipo hace un recorrido por CU y fue maravilloso", celebra Narro Robles.
A las 13:27, el Turibús hace parada en la facultad de filosofía y letras; una escala más en la de derecho y también se escuchan las porras en la de economía. Los jugadores arrojan souvenirs y playeras hasta que se agotan. Lo que nunca parece terminarse son las botellitas de agua, que los futbolistas usan para salpicar a la gente.
Mismas que emplea "El Tuca", desbigotado y todo, contra los fotógrafos que acompañan el recorrido. Mientras amaga, los amigos de la lente lo retan...
- No puede, no puede...
- No que no podía, ca... -grita el estratega, luego de bañarlos.
Quedan atrás la facultad de medicina, el instituto de investigaciones matemáticas, la alberca olímpica y resurge el edificio de rectoría. Para entonces, la multitud, que brota de las aulas, hace caótico el último tramo, de regreso al estadio México 68.
Paco Palencia, quien luce una corbata negra para la ocasión, presume el trofeo. Lo levanta lo más que puede, feliz...
"Yo diría que todos se salieron de las facultades a festejar, a echar goyas o alguna porra. La verdad es que se magnifica. De afuera me ha tocado vivir, se perdió una final en contra de Pumas y sabes de la magnitud que es la Universidad, pero una vez que estás adentro se magnifica, es impresionante ser campeón con este equipo. Para mí es lo mejor que me ha pasado como futbolista en Primera División", expresa "El Niño". "La verdad es que en ningún equipo se puede celebrar como con Pumas".
Son las 14:24 horas y el vehículo regresa al estadio.