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LOS QUERERES RUELAS TALAMANTES

MIGUEL ÁNGEL

De la vida misma

Nuestros quereres.

Vamos por la vida entre vivencias y sentimientos.

Ya desde la infancia apuntamos hacia donde nos inclinamos en cuestiones sentimentales.

Así vamos mostrando una especial actitud con nuestros seres queridos, los más cercanos a nuestro corazón.

El pequeño círculo del que formamos parte tiene un eje de donde se desprenden los más fuertes afectos, ahí donde mamá forma el núcleo que complementa papá.

Y luego va extendiéndose hacia los hermanos, los abuelos, los tíos, los primos, etc. etc.

Son tiempos de dicha completa, porque están todos, hasta que poco a poco aparecen las primeras partidas que dejan espacio sólo a los recuerdos.

Ya en los primeros años vamos mostrando otros sentimientos especiales hacia los lugares, primero a la casa que cobijó nuestra infancia y luego la comunidad que nos vio llegar a este mundo.

Y son los recuerdos de la infancia los que quedarán por siempre prendidos en nuestra mente y en nuestros sentimientos.

Todo esto nos vino a la mente la otra noche en la que añorábamos aquellos años en nuestro pueblo natal, cuando pensábamos que todo sería eterno, que nunca cambiaría, hasta que mamá nos sacó del ensueño con estas palabras:

"Nada es para siempre -dijo, y agregó- yo también quise ser siempre niña y vivir entre sueños, pero la realidad me despertó siendo aún niña y cuando estaba esperándote me di cuenta que la primera parte de mi vida quedaba atrás. Antes de que llegaras ya tenías impaciencia por salir y pataleabeas con fuerza. Y siendo niño quisiste buscar tu propio camino, fuera del pueblo donde naciste. Sin embargo nunca dejes a un lado tus quereres, el amor a nosotros y a tus hermanas, a la gente que te meció en la cuna y al pueblo donde naciste".

Hoy, cada vez que vamos al suelo natal, llegamos primero al lugar donde reposan para siempre mamá y papá. Hay ahí una quietud casi completa y mientras colocamos los claveles sobre la tumba pensamos que un día nuestros mismos hijos y nuestros nietos harán lo mismo donde estemos durmiendo, sobre todo si pudimos sembrar amor en ellos.

Son cosas de los quereres de cada quien.

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