Han causado un gran alboroto en los Estados Unidos de América, demasiado diría yo, el que la esposa del Presidente al bajar por la escalerilla de un avión llevara unos pantaloncillos cortos "a la mitad del muslo". En la fotografía, que corresponde a cuando regresaba de vacacionar en el Gran Cañón, junto a sus hijas y su cónyuge, camina según la imagen suspendida, con tenis, blusa, corpiño, anteojos con vidrios oscurecidos y el pelo recogido, trayendo puestos unos short, que precisamente fue lo que provocó la escandalera publicitaria, que le dio la vuelta al mundo. ¿Pero qué pasa con esta oleada de pudibundez? La pregunta es: ¿cómo debe vestir una primera dama cuando va de vacaciones?, ¿hay un protocolo a seguir?, ¿violó las reglas de etiqueta? ¿Es una costumbre inveterada que las esposas de un Presidente se vistan como si fueran a un funeral? ¿Con recogimiento y gran unción, tendiendo a la virtud y a la perfección? En la historia reciente de los ocupantes de la Casa Blanca, las esposas de los mandatarios han guardado una discreta formalidad cuidando no ser tachadas de liviandad.
Hemos de recordar que los tiempos a la par de la moda han ido cambiando. A propósito de piernas, a principios del siglo pasado las mujeres usaban largas faldas que les cubrían el cuerpo de la cintura a los pies, Era un jolgorio ver a los hombres observar con extremada atención cuando una fémina, alzándose el faldón para subir un escalón, dejaba al descubierto lo que llamaban "el huesito" que con avidez constituía una de las más fuertes emociones que cimbraban la fantasía erótica de los lechuguinos de aquellos días, satisfaciendo su libídine, que era más de imaginación que de otra cosa. Poco a poco ha ido cambiando el interés de los hombres que ya no se soliviantan a las primeras de cambio.
Las costumbres se han ido modernizando y las faldas han ido subiendo de manera tal que poco dejan a la imaginación más febril. ¿El largo de los cortos es síntoma de coquetería o de comodidad? ¿Una primera dama está obligada a esconder las piernas, como dicen que hacían las brujas si querían volar en sus escobas? No lo creo. Con shorts o perneras largas la esposa de Obama, sigue siendo una dama.
No siempre y en toda ocasión la primera dama debe vestir formalmente, de vez en cuando puede traer ropa casual, cuando la ocasión lo amerite. Como cualquiera de las americanas. Aunque debe pensarse que Michelle no es una dama cualquiera, es a querer o no la primera mujer que debe dar el ejemplo. Hay quien opina que los pantalones cortos son impropios para ser usados en público, precisamente por ser quien es. Su nombre completo es Michelle Obama La Vaughn Robinson. Se ha convertido en una parte de la cultura popular estadounidense. En julio de 2007 la revista Vanity Fair colocó a Michelle en la lista de las 10 mujeres mejor vestidas del mundo. Ha sido comparada con Jacqueline Kennedy, debido a su elegante estilo y a Barbara Bush por su disciplina y su decoro. Su estilo es descrito como populista. Se ha convertido en una tendencia de la moda, sobre todo a favor de sus vestidos sin mangas que muestran sus brazos. En cuanto a su formación debe decirse que se graduó de abogada en la facultad de Derecho de Harvard.
Bien, en realidad no todo es miel sobre hojuelas. No sé si los americanos de estos días son gazmoños, se han vuelto mojigatos o de plano, el aplastar pueblos enteros con sus demoledoras bombas, lanzadas desde aviones no tripulados, los ha trastornado hasta volverlos santurrones, ya que de otra manera no se explica que se ocupen de fruslerías, de cosas tan insubstanciales como si la esposa del Presidente usa o no calcetas, calzándose los tenis con los pies desnudos. O caemos en la cuenta que el viejo feo de la discriminación sigue presente a pesar de que sus mayorías escogieron por decisión propia a sus actuales gobernantes con antecedentes africanos. Sería una lástima que aún subsistieran esos prejuicios. Los Obama son como cualquier otra pareja de americanos cuyas familias lograron superarse, no obstante las barreras que existen a partir de la evidente intolerancia hacia la gente de color. De la familia Robinson se puede rastrear sus raíces, su abuelo Jim fue esclavo en Carolina del Sur, donde algunos parientes aún residen. Es la tercera Primera Dama con un título de posgrado, después de Hillary Rodham Clinton y Laura Bush. La abogada ha dicho: "Barack y yo hemos estado en los ojos del público desde hace muchos años y hemos desarrollado una gruesa piel a lo largo del camino."