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Luz y fuerza

GILBERTO SERNA

Los vientos están llenos de murmuraciones. Es difícil que el gran público pueda saber cuál es la verdad y cuáles las patrañas. Lo que sí es cierto es que el Gobierno Federal se decidió mostrar una cara dura dadas las circunstancias. Que si el reelecto secretario general del sindicato, que si las prestaciones de los trabajadores, que si las ineficiencias en los servicios, que si los privilegios, que si los gastos desmesurados, que si los trabajadores están siendo secuestrados, etcétera, ¿de quién es la culpa?, es lo menos importante, el problema estaba creciendo como un lobanillo indeseable al que había que destruir quizá no con la sutileza de una cirugía sino con lo que hubiera a la mano. Era necesario actuar o no hacerlo dados los riesgos que se enfrentarían. El Gobierno decidió con los ojos abiertos meterse en el callejón de las cachetadas a sabiendas de que tendría que emplear la astucia donde no había mucho espacio. El sábado aprovechando la oscuridad de la noche irrumpieron los uniformados en las instalaciones, con los toletes empuñados, dispuestos a vencer cualquier resistencia.

Bien, hasta ahora las cosas se han ido desarrollando como una manada de búfalos que se encuentran cercados por la empalizada de un lado y los lobos aullando por el otro. Aun los más mansos, al verse acorralados, arremeten en contra de sus depredadores. Las medidas para sofocar cualquier rebelión van desde la construcción de un puente de plata hasta el uso de la fuerza pública. Eso lo saben ambas partes. Todo puede pasar cuando se usan métodos poco convencionales. Se les ofrecen prestaciones más allá de las que fija la Ley para estos casos. Lo que demuestra, sin lugar a dudas, que las autoridades no las traen todas consigo, si no ¿por qué ofrecer más? ¿Un deseo de avasallar a los trabajadores con una compensación atractiva?, ¿o se tiene la conciencia de que se está haciendo una liquidación en un asunto que tiene más picos que un puerco espín? Se ha dicho una y otra vez que la empresa era un lastre. ¿De cualquier modo se premia con largueza a los trabajadores cesados cuyos privilegios hundieron a la empresa?

Lo que sí es cierto es que las aguas están agitadas. Hay en el ambiente muchas voces que claman por encontrar un camino confiable cuando que el tren viaja por encima de los durmientes porque no hay rieles. Las ideas se arremolinan como el polvo lagunero impidiendo que se vean las cosas con objetividad. Leí ayer que los trabajadores que estaban en fila dispuestos a recibir su indemnización estaban siendo hostilizados por sus propios compañeros quienes los consideraban traidores a la causa. ¿Es correcto que se obligue a sus camaradas ha emprender una cruzada llena de incertidumbres o se trata de una añagaza de los patrones que tratan de impedir que sigan adelante con sus demandas? ¿Las autoridades están actuando con legalidad al expedir un decreto que disuelve una fuente de trabajo sin que previamente se haya cumplido con las garantías del debido proceso, esto es la de audiencia y la de defensa?, o ¿le apuestan a la debilidad siempre manifiesta del trabajador cuyo talón de Aquiles es el de llevar "el chivo" a la familia sin que hayan tenido la precaución de hacer un "guardadito" para subsistir mientras se arreglan las cosas.

El líder del sindicato electricista, Martín Esparza Flores, denuncia que la pretensión del Gobierno es acabar con apropiarse de una red de más de mil kilómetros de fibra óptica, lo que constituye, dice, el trasfondo del conflicto que hoy enfrenta la empresa Luz y Fuerza. Esto es serio, no me figuro al Gobierno de Felipe Calderón, específicamente al secretario del Trabajo y Prevención Social, Javier Lozano Alarcón, apropiándose de tal infraestructura para realizar negocios millonarios. Los políticos no son así. Lo repiten insistentemente y yo se los creo. No son capaces de obrar en sentido contrario a los intereses comunitarios. Que en el embrollo que se ha formado, dice Esparza, interviene la representación del despacho de Diego Fernández de Ceballos, eso podrá ser así pero nada que digan me convencerá de que estén actuando con dolo. Se requeriría participaran apátridas, desalmados, sin pizca de decencia, que estuvieran pensando en su peculio personal y no en las necesidades de los mexicanos más pobres. Se protegen los intereses de las clases más necesitadas, han dicho las autoridades que han estado apoyadas por el total de los legisladores, dirigentes y gobernadores de extracción panista. Por último, el sindicato extinguido junto a la empresa, se afirma que ha venido recibiendo partidas de dinero. Con cualquier pretexto pedían millones de pesos. En fin, lo malo, dicen ahora los trabajadores, es que las entregas de dinero las hacía la empresa, por lo que si había corrupción también los que daban las sumas estaban en el atole, frase coloquial que significa todos nadaban en el mismo pantano.

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