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LXI Legislatura

El Filósofo de Güémez

RAMÓN DURÓN RUIZ

Este próximo primero de septiembre da inicio la LXI Legislatura federal; a la Cámara de Diputados llegan legisladores de los distintos y distantes "ismos" del país (priismos, panismos, perredismos, etc.) con la divisa ciudadana de estar abiertos al diálogo.

La ciudadanía que acudió a las urnas el pasado 5 de julio, creyendo en las campañas partidistas, exige hoy más que nunca a sus representantes, respeto a la pluralidad, trabajar en el encuentro de las coincidencias que unan y no de las divergencias que separan, buscar la construcción de un gran acuerdo nacional que por encima de los intereses partidistas privilegie los supremos intereses de la nación.

Cada fracción parlamentaria ha designado ya a su coordinador. En el PAN la responsabilidad ha recaído en una mujer cercana al círculo presidencial: Josefina Vázquez Mota, exsecretaria de Estado y una de las mujeres panistas con más oficio y experiencia política; en el PRI le ha correspondido a un político experimentado como Francisco Rojas Gutiérrez, exsecretario de Estado y exdirector de Pemex; en el PRD la responsabilidad recae en un hombre con amplia experiencia y además cercano a Andrés Manuel, Alejandro Encinas Rodríguez.

En el PT corresponde tal distinción a Pedro Vázquez González, exdiputado local y federal, impuesto por Alberto Anaya, dirigente del PT; en el PVEM le corresponde ser coordinador a Juan José Guerra Abud, secretario de Desarrollo Económico del Estado de México con Emilio Chuayffet, y expresidente ejecutivo de la Asociación Nacional de Productores de Autobuses, Camiones y Tractocamiones.

Por el Partido Convergencia, será Pedro Jiménez León el coordinador parlamentario, quien funge como secretario general del Comité Ejecutivo Nacional del partido; finalmente, en el Partido Nueva Alianza, se eligió a Reyes Tamez Guerra, hombre con amplia experiencia política en el sector educativo, en donde ha sido rector universitario y secretario de Educación estatal y federal

En torno a esta LXI Legislatura girará la agenda nacional y con ella las grandes reformas; las deseables -la gran reforma del Estado mexicano y con ella las reformas que la acompañan-, y las posibles -la reforma federalista, que redistribuya las estructuras del poder y la del Congreso mexicano, que eficientice nuestra democracia, recordando que si queremos democracia plena debemos "practicarla... no platicarla"-, que en su conjunto nos puedan insertar con éxito en un mundo cada vez más globalizado y competitivo.

Pero quizá la primera reforma que desde el Congreso se puede implementar, es la de una cultura política que no se base en el engaño, la marrullería, las trampas, las artimañas, los disimulos, los artificios.

Triquiñuelas que cada elección políticos -y con ellos sus partidos- esgrimen debido a la ausencia de una cultura cívica, que desde hace años fue postergada en sus contenidos de la estructura curricular de nuestro sistema educativo, y si digo que se debe empezar por la reforma de la cultura política, es porque si nuestros políticos siguen careciendo de civismo... nuestra democracia seguirá siendo un buen sorteo, en donde el que gane será señalado de tramposo y el que pierda siempre se dirá robado y en calidad de mientras aquí tienen a sus "endejos" en medio, viendo cómo dilapidan el tiempo, mientras otros países avanzan más rápidamente en seguridad, economía y empleos.

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