La profesora Dávila siente un gran respeto y amor por los niños.
Una mujer emprendedora, que a los cinco años de edad descubre que su vocación estaba al lado de los niños. Dado que Rosa María Dávila era la mayor de sus hermanos, cuatro mujeres y tres hombres, le tocó la responsabilidad de cuidarlos.
Cuando por cuestiones del trabajo de su padre tuvieron que viajar al Estado de Zacatecas, se hospedaron en una hacienda del lugar, y aunque fue por un corto periodo, Rosa María recuerda ese momento como si hubiera sido ayer: "Pensé, 'cuando sea grande voy a regresar a enseñar a los niños'".
En Torreón, su tierra natal, ingresó al colegio La Luz, en donde iniciaba la carrera de docencia. "Entré a estudiar, y cuando terminé me sentí muy contenta y orgullosa porque la señorita Pilar, la directora, me pidió que me quedara a trabajar con ella". Y así fue, por lo que a los 18 años de edad Rosa María comenzó su labor docente con tercer grado de primaria y al poco tiempo se hizo cargo también del segundo año.
La maestra Dávila deseaba probar otros ambientes, así que solicitó trabajar en la Escuela Pereyra, en ese entonces fungía como director del plantel el profesor Francisco Javier Pelayo, y Rosa María estuvo encargada de los grados de sexto y séptimo durante cinco años consecutivos hasta lograr la subdirección que el mismo director le confiara. Pero en 1970, la señorita Pilar funda el colegio Miguel Ángel y manda llamar a Rosa María para solicitarle su colaboración. "Me mueven el tapete y acepto", comenta al tiempo que deja ver una sonrisa en su rostro.
En septiembre de 1977 cubría el turno matutino en el Instituto Miguel Ángel y en la Secundaria Federal No. 3, el vespertino. Así permaneció a lo largo de 14 años ininterrumpidos, hasta que "en 1991 fallece la señorita Pilar y me deja como responsable del colegio, debía encargarme de todos los niveles" (desde jardín de niños hasta secundaria, grupos con los que actualmente cuenta el colegio Miguel Ángel).
En un principio el colegio estaba ubicado en una casa sobre la calzada Cuauhtémoc, entre Escobedo y Bravo, y sólo había tres maestras. Posteriormente se fueron a la avenida Morelos y calle 12, "en donde yo inicié". Aunque contaban con tres salones para jardín de niños y ocho de primaria no era suficiente el espacio, por lo que se decidió construir seis salones más. "Un día llega el padre Valente a ofrecernos el edificio de la Allende y calle 21, en donde actualmente se encuentra el colegio Miguel Ángel, antes Escuela Regional Lagunera, y nos animamos. El primero de diciembre de 1988 estaremos cumpliendo 21 años de instruir a los niños".
Ahora la maestra Dávila se siente contenta de ser la directora pero
En esta vida podemos lograr lo que nos proponemos. Siempre y cuando seamos perseverantes, que tengamos nuestro objetivo muy claro y trabajemos en ello continuamente", concluye emocionada la maestra.
