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Maestro, profesión de vocación

ROCÍO RODRÍGUEZ

Esta es la oportunidad para platicar la historia de vida de una mujer que dedicó su vida al ejercicio de la profesión y la enseñanza.

Se trata de María Estela de la Parra Lack, conocida de cariño como 'La Ruca' de la Parra quien con toda la inteligencia y afectividad se desempeñó desde el año 1963 como maestra.

Hay personas que aprenden a ver detrás de la mirada de cada uno de sus alumnos, se enamoran de la profesión y hacen de la enseñanza una gran misión.

La Ruca encontró su plenitud personal en el servicio a la educación en el colegio La Luz, para después por invitación trabajar en el Americano y en la Escuela Carlos Pereyra.

"No sé si nací para ser maestra pero eso sí, Dios me puso en esto y se me dio, fue una bendición. Dicen que el maestro le da al alumno, sin embargo a mí ellos me enseñaron más... fue una cosa maravillosa".

Emocionada al platicar de sus recuerdos narró que por invitación de la señorita Pilar del colegio La Luz, entró a dar clases de inglés en 1958 por espacio de cuatro años y donde descubrió la riqueza de la vida humana; era una institución de puras niñas en la que tuvo la oportunidad de dar clases a Gina Fernández, Lourdes González Iriarte, Graciela Llama Alatorre y a muchas más queridas alumnas que en este corto espacio sería difícil mencionarlas.

Su vocación, aptitudes e ideales la hizo en el año de 1963 trabajar en colegio Americano en el que entró como suplente alternando y ofreciendo a la vez sus conocimientos en la Pereyra.

Pero definitivamente en la Escuela Carlos Pereyra fue más largo su trabajo y su principal encomienda cuando la institución se hizo mixta fue el trato con las muchachas. "Cuando entré eran puros muchachos y en 1971 ingresaron las mujeres. Los disfruté bastante a todos, a veces echaba de gritos pero me caían en gracia. Muchos de los ex alumnos dicen que fueron felices en la Pereyra y cuando me invitan a sus reuniones les he confesado 'yo más porque dure mucho'.

Ahora, La Ruca de la Parra siente hermoso ver cómo todos esos jovencitos son profesionistas realizados, se siente feliz como una mamá que los vio crecer y formarse. Concluyó... "no tengo con qué pagarles a todos mis alumnos el cariño que me dieron".

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