Nunca se pensó que algún día se podría dar un debate entre Mario Vargas Llosa, ilustrísimo escritor latinoamericano con una trayectoria brillantísima y Hugo Chávez, dictador. Una cosa así está totalmente fuera de contexto, porque no se puede unir el agua y aceite, ya que éstos por leyes de la química jamás podrán mezclarse.
Mario Vargas Llosa estuvo en Caracas, Venezuela, para participar con un grupo de connotados intelectuales liberales en un foro sobre Libertad y Democracia y naturalmente, debido al tema a tratar: libertad y demcracia" saltó la liebre (el dictador) en su programa televisivo "Aló Presidente" (que se impone al pueblo venezolano) semanalmente con varias horas de duración, acompañado de un público patiño y corifeo) retó a dicho grupo a un debate con varios intelectuales de izquierda que él había invitado para un encuentro contra el capitalismo. Pero Chávez retrocedió ante la contrapropuesta de que el debate fuera entre él y Vargas Llosa para que hubiera mayor claridad en las exposiciones. El dictador se excusó alegando ser un soldado y no un intelectual y que por el grado político, para poder debatir con él, Vargas Llosa tendría que ser un candidato a la Presidencia de Perú para que hubiera igualdad. El escritor contestó que el dictador venezolano jamás ha aceptado dialogar con nadie, ya que está acostumbrado a mantener "un monólogo autista" (sic).
Mario Vargas Llosa, escritor prolífico y ganador de infinidad de distinciones, ya en 1967 cuando recibió el Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos leyó un sentido e impresionante discurso titulado "La Literatura es Fuego", en donde señaló "...es preciso advertirle a nuestras sociedades que la literatura es fuego, que ella significa inconformismo y rebelión, que la razón del ser del escritor es la protesta, la contradicción y la crítica. Explicarles que no hay término medio; que la sociedad suprime para siempre esa facultad humana que es la creación artística y elimina de una vez por todas a ese perturbador social que es el escritor o, admite la literatura en su seno y en ese caso no tiene más remedio que aceptar un perpetuo torrente de agresiones e ironías, de sátiras, que irán de lo adjetivo a lo esencial, de lo pasajero a lo permanente, del vértice a la base de la pirámide social... nadie que esté satisfecho es capaz de escribir, nadie que esté de acuerdo, reconciliado con la realidad, cometería el ambicioso desatino de inventar realidades verbales... la literatura es una forma de insurrección permanente y ella no admite las camisas de fuerza. Todas las tentativas destinadas a doblegar su naturaleza airada fracasarán. La literatura puede morir, pero no será nunca conformista... ella contribuye al perfeccionamiento humano impidiendo el marasmo espiritual, la autosatisfacción, el inmovilismo la parálisis humana, el reblandecimiento intelectual o moral su misión es agitar, inquietar, alarmar, mantener a los hombres en constante insatisfacción de sí mismos: su función es estimular sin tregua la voluntad de cambio y de mejora, aun cuando para ello deba emplear las armas más hirientes y nocivas. Es preciso que todos lo comprendan de una vez mientras más duros y terribles sean los escritos de un autor contra su país, más intensa será la pasión que lo una a él... en el dominio de la literatura la violencia es una prueba de amor... no sé si está bien o está mal, sólo sé que es así...". El texto completo se puede leer en Internet; vale la pena hacerlo.
Han pasado más de cuarenta años y Vargas Llosa mantiene su postura. Siempre ha sido un crítico de lo que sucede en América Latina; recuerden cuando en 1990, en un encuentro de escritores en el Distrito Federal etiquetó al Gobierno de México como "la dictadura perfecta", declaración por la que fue forzado a salir de nuestro país; además de que varias de sus novelas se basan en las dictaduras que algunos pueblos latinoamericanos han sufrido. Por eso era impensable que Hugo Chávez aceptara el tan publicitado debate.