"Resuélvete a no ser pobre: no importa lo que tengas, gasta menos."
James Boswell,
Vida de Samuel Johnson
Nos dicen los funcionarios, los diputados y los senadores que no han tenido más opción: que han debido aumentarnos los impuestos no por que quieran sino porque han caído los ingresos. Pero una vez más mienten. Los ingresos gubernamentales siguen estando en niveles cercanos a los más altos de la historia. Los políticos nos están cobrando más para cubrir un gasto público que cada vez crece más y cada vez resulta más irresponsable.
En los nueve primeros meses de este 2009 los ingresos del sector público cayeron 8.7 por ciento en términos reales (informe trimestral de finanzas públicas de la SHCP). No sorprende. Las empresas y personas físicas en México hemos pagado este año menos Impuesto sobre la Renta y al Valor Agregado porque tuvimos menores ingresos y una menor capacidad de consumo. Los ingresos petroleros también bajaron. No nos quedó más que apretarnos el cinturón.
Pero el Gobierno no sólo no se apretó el cinturón -dicen que al secretario de Hacienda no le cierra más el suyo- sino que aumentó su gasto. En los nueve primeros meses de 2009 lo subió 4.2 por ciento. Si sólo consideramos el gasto programable, el que no incluye los egresos obligados que el Gobierno no puede modificar, el aumento es más del doble: 9.5 por ciento.
El Gobierno puede argumentar que en este 2009 ha elevado el gasto público de manera artificial para proporcionar un impulso contracíclico a una economía agobiada por la recesión. Pero no es así. El aumento del gasto neto público ha sido constante en los últimos años. Entre 2005 y 2008 creció 35.1 por ciento en términos reales, de 2.59 a 3.5 billones de pesos de 2010 (esto es, pesos que descuentan la inflación) según el Presupuesto de Egresos 2010.
El gasto neto representaba 21.4 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) en 2005. Para 2010, según el Proyecto de Presupuesto, deberá alcanzar 24.8 por ciento. La cifra podría ser mayor, incluso, si la economía no crece el 3 por ciento que pronostica Hacienda.
Es verdad que los ingresos gubernamentales han caído en este 2009. Con el tamaño de la crisis no podía ser de otra manera. Los ciudadanos estamos pagando el costo de los errores económicos cometidos por el propio Gobierno que nos subre los impuestos. Pero si bien los ingresos de 2010 serán menores a los de 2008, el año con mayores ingresos gubernamentales en la historia del país, no serán inferiores a los de 2007 o 2006.
El problema no es, por lo tanto, que hayan caído los ingresos por debajo de los niveles habituales. Simplemenete no hay forma de aguantar un aumento del gasto público tan fuerte como el que hemos sufrido en los últimos años.
Si ese gasto hubiera generado crecimiento económico, mejores servicios gubernamentales o una disminución de la pobreza nadie se quejaría, pero no ha hecho más que expandir la burocracia, enriquecer a los políticos y acumular fondos para repartir dádivas y comprar votos en las elecciones. El crecimiento económico ha sido casi nulo. La pobreza, lejos de disminuir, ha aumentado, a pesar de que el "gasto social" ha sido el mayor de la historia.
La clase política no sólo nos saquea cada vez más sino que además se burla de nosotros al decir que se ve obligada a subirnos los impuestos porque, en medio de la crisis, los mexicanos ya no estamos pagando tantos impuestos como antes. El problema verdadero es el Gobierno, cuyo gasto no para de crecer ni en los años buenos ni en los malos.
Las empresas no pagan impuestos: los trasladan simplemente al consumidor. Quienes pagamos todos los impuestos somos las personas físicas. Lo hacemos a través de mayores precios o de un descenso en la calidad de productos y servicios. La afirmación de que las empresas pueden "absorber" una parte del alza de los impuestos decretada por el Gobierno y el Congreso sólo revela ignorancia sobre la manera en que funciona la economía.