Prevención.- Se establecerá un cerco sanitario en el comercio ambulante pare que utilicen tapabocas y guantes de látex. EL SIGLO DE TORREÓN / RAMÓN SOTOMAYOR
"Fresca, jugosita y con mucha vitamina C, para que no les pegue la gripa porcina", son las palabras que uno de los locatarios del Mercado Alianza, grita con el ánimo de que los pocos clientes que pasan, se lleven una o dos docenas de naranjas, o cualquier otra fruta de las que no ha logrado vender ni el 30 por ciento de lo que habitualmente vende.
En medio de bromas, chistes y refranes que evidencian su preocupación por la notable disminución de visitantes, comerciantes del Mercado Alianza y el Mercado Juárez, esperan apegados a la fe para no tener que cerrar sus puertas ante la alerta de riesgo ante una posible pandemia de influenza porcina, término que muchos confunden y tratan de olvidar mientras gritan a los pocos visitantes las virtudes de sus productos.
Mientras se ríe, más como reflejo de resignación que de felicidad, Carlos, locatario de uno de los puestos de fruta del mercado, dice que esta es una más de las epidemias que han golpeado la cotidianidad del mercado durante los últimos meses, refiriéndose a la inseguridad y la crisis económica como las otras dos. "Ya nos estamos acostumbrando a que cuando estamos mojados nos llueve".
De no ser por algunas caras largas y los cubrebocas, algunos personalizados con un dibujo que le saca lengua a la crisis sanitaria, en el mercado Alianza no hay cabida para el pánico, la alarma, el terror a una pandemia o el miedo que se vive en otros lugares de la ciudad, en la Alianza la pandemia que causa miedo es la crisis que puede causar la falta de clientes.
MERCADO JUÁREZ
Quienes más afectados se han visto por esta nueva crisis, ahora de orden sanitario, son los locatarios cuyo rubro pertenece al orden de los alimentos, a pesar de que quienes trabajan en estos puestos del mercado, conservan en todo momento sus cubrebocas e incluso algunos llevan guantes de látex, el pánico colectivo atrapó a los laguneros y los alejó de la barra donde habitualmente degustaban un caldo de res o unos chiles rellenos.
Los propietarios de otros puestos que se dedican a la venta de yerbas y artículos para la buena suerte, tratan de cazar algún desprevenido cliente que esté dispuesto a llevarse un amuleto que le dé una "ayudadita o le aleje el virus", como dice doña Lupe, locataria del mercado.
Detrás de cada comerciante del mercado, existe el temor al virus, como manifiestan algunos, pero prevalece el pensamiento positivo y la necesidad económica de seguir en pie, a pesar de que acá también han bajado las ventas hasta en un 60 por ciento en los dos últimos días.
Vigilan puestos de comida
Los ambulantes, sobre todo los que expenden comida, aguas y frutas frescas deberán ser sometidos a control sanitario contra la influenza porcina.
Nelson Lozada Ramírez, jefe de Protección Civil de Torreón, dijo ayer que entre las acciones colectivas en la ciudad, se pidió a la Secretaría de Salud que obligue a los comerciantes ambulantes a que usen permanentemente tapabocas, guantes de látex y que utilicen agua corriente constantemente.
Para él, este es un punto potencial de contagio por la saliva y porque expenden la comida sin lavarse las manos y "eso lo podemos ver en cualquier lado". El funcionario municipal sugirió que este cerco de control sanitario se establezca "por lo menos mientras nos mantenemos en alerta sanitaria".
Lozada dijo que el uso de tapabocas es a criterio de cada quien, pero lo que consideró imprescindible es el lavado de las manos con jabón antibacterial o jabones que contienen alcohol. Dice que es un sector que debe mantenerse monitoreado por la gran cantidad de personas que comen alimentos en los negocios de tacos, gordas, hamburguesas establecidos en las banquetas.
A la población en general les recomendó que se abstengan de comer alimentos en la vía pública, excepto en sitios estbalecidos y donde tengan la seguridad de que se respetan las medidas sanitarias. Dijo Lozada que también en los cafés y restaurantes, se recomendarán los tapabocas y guantes. (Yolanda Ríos)