Hay personas que tienen verdadero pánico a los perros, que se paralizan al verlos o no pueden evitar echarse a correr. A veces es un miedo fundado es un susto de la infancia, mientras que en otras ocasiones viene desencadenado por los comentarios de los demás o por puro desconocimiento. Lo primero y fundamental es querer resolver ese miedo y superarlo, lo cual a veces no es fácil pero tampoco es imposible.
Unos clientes tenían una hija cuyo pánico llegaba al punto que era capaz de subirse al sofá gritando o se negaba a bajar del coche si había perros a los alrededores. Al final se convencieron y se quedaron con un cachorro Pequinés. Con el tiempo le fue dando confianza y aprendió a quererlo. Naturalmente con el tiempo fue de los perros más consentidos que hayamos visto, pero la niña consiguió superar el miedo absurdo y, poco a poco fue soportando la presencia de los perros. Es cierto que no mostraba el entusiasmo propio de los amantes de estos animales, pero ya no tenía sobresaltos ni pasaba malos ratos.
Lo primero que tiene que aprender alguien que sufra el pánico a los perros, es a disminuirlo. El animal, por su propia naturaleza, es muy curioso. Frente a una reacción diferente o que le resulte extraña, lo más habitual es que vaya a investigar qué pasa, con lo cual a veces se monta una cadena que se convierte en un círculo cerrado: la persona reacciona asustándose y sufre un sobresalto, a veces incluso grita; el perro se acerca a ver qué le ocurre y la persona grita más y se tira hacia atrás; el perro se acerca todavía más, olfateando con mucha curiosidad, etc. y esto puede acabar fatal pues, de sobra es sabido que a veces el miedo nos hace tener unas reacciones muy poco racionales.
La mejor reacción para alguien que tiene miedo, es la indiferencia: si te cruzas con un perro y no le dices ni le demuestras nada, es decir, haces ver que no lo has visto, lo más seguro es que él tampoco se interese por tu presencia.
El tener una mascota logra realizar cambios significativos en tu vida; adquieres seguridad y confianza en ti mismo, te hace responsable al saber que tienes un ser vivo que tienes que cuidar y alimentar, aprendes a ser más sociable con las personas que te rodean, incluso hasta ser más paciente contigo mismo.
La zooterapia es el tratamiento hacia cierto tipo de enfermedades y en algunas discapacidades donde la mascota toma el papel primordial para su recuperación en este tipo de pacientes.
Tenga la seguridad que los perros y gatos deben de tener más cuidado hacia el hombre, pues ellos están más expuestos a sufrir algún percance con toda la intención por el ser racional, que nosotros ser atacados por algún animal irracional como el perro.
