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Miedo y paranoia se apoderan de hospitales Mientras se confirma la influenza

Buscan atención. Cristian Medina, su esposa e hijo de un mes de nacido, huyen de una Unidad de Urgencias del IMSS al no ser atendidos. La familia sospecha que el menor tenga el virus por lo que fueron a buscar otra opción. Hasta anoche aún no lo sabían.

Buscan atención. Cristian Medina, su esposa e hijo de un mes de nacido, huyen de una Unidad de Urgencias del IMSS al no ser atendidos. La familia sospecha que el menor tenga el virus por lo que fueron a buscar otra opción. Hasta anoche aún no lo sabían.

LUIS ALBERTO MEDINA

CIUDAD DE MÉXICO.- Entre paranoia, miedo y zozobra, acuden los capitalinos que se sienten enfermos de posible influenza a los hospitales.

Sienten gripe, pero creen que es influenza. Corren al hospital y hasta alteran a las enfermeras.

En un recorrido de cuatro nosocomios de la capital, AEE habló con posibles pacientes, enfermeros y doctores, para analizar los servicios de salud que se ofrecen.

En el primer hospital, la Clínica 4 Sur 17 del IMSS, en la colonia Doctores, las visitas de posibles pacientes no cesan.

De acuerdo a informes de autoridades médicas, entre 200 y 300 personas diarias atienden en ese nosocomio.

Cristian Medina, padre de un hijo de solo un mes de vida, acudió a este lugar a pedir atención para su niño. A las 11:00 30 horas salió enojado.

"No puede ser, soy derechohabiente, mi hijo tiene los síntomas de la influenza y no me lo quieren atender. Me mandan a otra unidad", decía alterado acompañado de su esposa.

Desesperado, paró un taxi y se llevó a su familia a un consultorio donde le dijeran si tenía o no influenza el menor. Pero llegó con un médico similar quien le descartó el virus. No convencido, por la tarde de ayer buscó a doctores para saber si estaba infectado. Consultados por la tarde, confirmaron que el galeno les dijo que era un problema de bronquios. Sin embargo, llevaron por la noche a su hijo a otro hospital a Coyoacán, para descartar el virus.

 EL TEMOR

El miedo también invade al personal médico. Enfermeras de ese hospital expresan su preocupación por lo que está sucediendo.

"Es demasiada gente la viene. No sé si vayamos a tener el medicamento suficiente para atenderlos. Espero que este problema no se la vaya a salir de control", dice una enfermera que pide omitir su nombre por su seguridad.

Señala que es mucho pánico el que ha causado la información de la epidemia en la población.

"Cualquier resfriado o gripe, vienen a atenderse y saturan los servicios. No sabemos qué va a pasar. No nos damos abasto. Ya no hay ni cubrebocas", dice asustada.

El mismo testimonio se escucha en el Hospital General de México con enfermeras y doctores entrevistados.

"Creo que es más la paranoia. Hay una psicosis colectiva en la ciudad. Cualquiera que tenga síntomas de gripe viene y pide ser atendido.

"El fin de semana fue muy pesado porque se saturó el área de Urgencias y el paciente exigía ser atendido", dijo una enfermera.

De acuerdo a reportes médicos oficiales de esa institución, en 15 días se han atendido a casi 300 personas con posibles síntomas. De esa cantidad, se han diagnosticado cuatro casos. Dos de ellos se salvaron y dos murieron.

"Pero la enfermedad está controlada. Sí hay mucho pánico entre la gente y vienen mucho para descartar si tienen la enfermedad. Pero eso es bueno", afirmó el titular del área de Neumología, Alfredo Pérez Romo.

 GANAN LOS NERVIOS

Al otro lado de la ciudad, en el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias, (INER) la atención médica a pacientes se encuentra controlada, según los directivos.

Pero el miedo a tener la epidemia se apodera de los jóvenes también.

Cristián Ramos Guzmán, de 25 años, se encuentra por afuera del área de Urgencias del INER. No para de dar vueltas. Se encuentra su madre con él.

Al preguntarle su motivo de la visita, contesta: "Vine a consulta porque creo que tengo influenza. Me duele el cuerpo, la garganta y tengo poca tos y fiebre", dice.

Desde el fin de semana siente esos síntomas. Pero no había querido venir.

"Por miedo no quería venir. No quiero que me digan que tengo influenza", dijo antes de ser atendido.

 Mientras se confirma la influenza…  

Petra Flores Hernández empezó a sentir los síntomas de la influenza desde el pasado jueves: Dolor muscular intenso, dolor de garganta, fiebre, ojos llorosos y tos. Los cinco principales indicios.

Ese día, a las 23:00 horas, las autoridades federales reconocieron la existencia de la epidemia.

Antes, alrededor de las 14:00 horas en Chimalhuacán, Estado de México, la doctora Carmen Ponciano, egresada de la UNAM, le dijo que no era nada grave. Le dio sólo medicamentos paliativos.

El viernes, Petra seguía sintiéndose mal. El sábado fue a la Clínica de la Perla, en el Municipio Netzahualcóyotl. Le diagnosticaron resfriado común. El lunes 27 amaneció con un cuadro agudo de enfermedad.

El doctor particular Lino Hernández la revisó. Tras ver el estado delicado en que se encontraba, la mandó a atención hospitalaria.

"Atención: paciente con sintomatología y evolución fuertemente sospechosa de padecer influenza porcina. Amerita manejo hospitalario y medicamentos antivirales. Urgente", decía el dictamen médico del doctor Hernández que mostró su hijo David de 20 años, quien se ha encargado de cuidarla desde que recayó.

Al saber que su madre requería de atención medica en un hospital, no la pensó dos veces. La trasladó al Hospital General del Distrito Federal, en la colonia Doctores. Se vinieron en Metro desde Netzahualcóyotl.

Estudiante de Mecatrónica en el Tecnológico de Ecatepec, David Flores confiesa que nunca había visto a su mamá en ese estado de salud.

"Empezó con fiebre. Le dolía después todo el cuerpo. Luego vino la tos y el dolor de garganta. Se veía muy enferma", dice afligido.

Dice que el primer medicamento que le dieron en el Hospital General para calmar la fiebre, fue un Tempra. Él fue quien compró las tabletas en las farmacias alrededor del nosocomio.

Junto a David, las hermanas de Petra, Lina y Martha, así como amigos cercanos, esperaron ayer toda la mañana y parte de la tarde a saber cómo estaba su estado de salud. Qué es lo que le pasa. Por qué. Qué se tiene que hacer. Esas y otras interrogantes les invadían.

¿Y qué es lo que tiene tu mamá?, se le preguntó a David.

"No sé", respondió.

¿Pero si estás con ella desde el lunes, no te han dicho los doctores qué tiene?

"No. Que hasta en cinco días van a saber", contestó David invadido de zozobra e incertidumbre.

Se intentó localizar al doctor que atiende a Patricia, pero en el área de infectología no quisieron dar opinión al respecto.

Según las áreas de atención gratuita que puso a disposición del Gobierno del DF, en cuestión de horas se dictamina si la persona sufre o no de influenza.

Así como este caso, hay cientos en el DF. Los hospitales no sacan el diagnóstico en el momento que es atendido el paciente al carecer del material de laboratorio eficiente. Según los centros de información que el Gobierno puso a disposición de los ciudadanos, ya está llegando la ayuda de laboratorios extranjeros para que no se tarde en diagnosticar la epidemia.

Petra Flores, seguirá internada mientras las autoridades descubren si tiene influenza. David, su hijo, se dedicará a cuidarla en el hospital.

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