FE. Miles de laguneros acudieron al Cerro de las Noas a revivir la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús.
Reciben esperanza
Además de recordar el sufrimiento de Jesús en su camino a la cruz, miles de personas pidieron por la paz de la Comarca Lagunera durante el Viernes Santo.
El Vía Crucis fue una oración por la paz, dijo José Guadalupe Galván Galindo, obispo de Torreón.
Como es tradición, los fieles católicos se congregaron en la Calzada de los Misterios del Cerro de las Noas, para presenciar el calvario de Jesucristo a lo largo de 14 estaciones.
Justo a las 11:00 de la mañana, el obispo José Guadalupe Galván Galindo inició el tradicional Vía Crucis del Cerro de las Noas.
Una vez más, los fieles católicos recordaron en la primera estación cómo Jesús fue condenado a muerte.
Desde ese momento, los peregrinos soportaron con resignación el momento en que Cristo tomó a cuestas la Cruz en la segunda estación.
También revivieron el encuentro de Jesús con la Virgen María, con María Magdalena y Verónica, la mujer que le limpia el rostro.
Lo más doloroso fue las tres caídas de Jesús antes de ser clavado en la cruz, después su muerte y colocación en el sepulcro, con lo que finaliza el Vía Crucis.
LA ORACIÓN UNE
Ante la violencia que se registra en la Comarca Lagunera, el obispo aseguró que la oración es el camino para recuperar la esperanza y la tranquilidad.
Aseguró que la oración genera fe y confianza, y también fortalece y une.
"Nuestros rezos nos van a permitir ver una luz en el camino, y ésta la vamos a encontrar en la Vigilia Pascual cuando celebremos la Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo".
Dijo que es necesario un ambiente de esperanza para dejar atrás la violencia, "ésa es nuestra fe y en la oración nos apoyamos a conseguirlo".
A las personas responsables de la inseguridad en la Comarca Lagunera, los exhortó a hacer un alto en el camino para reflexionar.
"Deben tomar conciencia del mal que han hecho, porque nuestra Comarca Lagunera se había distinguido por sus esfuerzos, trabajo, solidaridad y tranquilidad, pero ahora vemos que esos valores se han debilitado, por eso es un llamado a toda esa gente que, por otros intereses, han creado el clima de inseguridad e impotencia que reina en esta región".
También los delincuentes tienen creencias religiosas, manifestó el obispo "y deben aprovechar estos días santos donde Jesucristo nos exhorta a hacer el bien".
FUENTE: PROTECCIÓN CIVIL JOSÉ GUADALUPE GALVÁN
Obispo de Torreón
Socorristas en acción
⇒ Dos personas fueron atendidas por caídas.
⇒ Dos personas más recibieron atención médica por hipertensión y mareos.
⇒ Cuatro personas requirieron apoyo porque se quedaron sin aire al subir el Cerro de las Noas.
⇒ Una persona presentó un cuadro de intoxicación.
⇒ En total, fueron 20 las personas atendidas por Cruz Roja en el Vía Crucis del Viernes Santo.
GÓMEZ PALACIO
Olvidan la cotidianidad
“Camino a la Cruz”, Santa Rosa olvidó la violencia de la que ha sido víctima en los últimos meses. Este Viernes Santo, sus habitantes eligieron alejarse de los hechos delictivos cotidianos para acercarse a las dolorosas caídas de Joaquín de la Fuente, el hombre que representó al hijo de Dios en su calvario.
El cansancio, la insolación, el sudor escurriendo y las marcas en la espalda de “Jesús”, que evocaron el castigo merecedor para los ladrones de aquella época, ayer fueron reales, al igual que la fe de más de 5 mil personas que presenciaron el Vía Crucis de la iglesia de Santa Rosa de Lima, el más antiguo de las tres ciudades hermanas.
Un kilómetro 200 metros recorrieron los devotos, que partieron de las calles Zarco y Auza, donde se encuentra ubicada la iglesia y donde se realizó la crucifixión.
Por un momento “ M a r í a ” (Rosa Isela Hernández O r o z c o ) , quien esperaba a los pies de la cruz tuvo un gesto de asombro y preocupación real al igual que el resto de los asistentes. La razón: los seis
hombres que sostenían a su hijo en la cruz, en su intento por levantarlo, vacilaron, ladeando peligrosamente a “Jesús”, quien aunque estaba en su papel y visiblemente cansado no pudo evitar entreabrir un ojo pues tenía las manos atadas. Finalmente sólo fue un susto y la conmemoración siguió. “¡Perdónalos Padre porque no saben lo que hacen!”, gritó “Jesús”.
En la parroquia, de morado vistió el altar y frente a él una larga procesión rodeaba el interior del santuario para adorar la imagen de Cristo.
Una vez que terminó el Vía Crucis, los más de 150 vendedores ambulantes que había en la zona fueron
el regocijo de los pequeños, que ya estaban impacientes por el calor que sufrían. “Venimos con la familia apasarla bien, nosotros somos católicos y queremos que nuestros hijos comprendan lo que eso significa.
También aprovecha uno para distraerse un poco de tantas cosas feas que han estado pasando, tantos
muertos”, explicó Martina Palacios, una asistente.
Los jóvenes, muchos vistiendo pantalones holgados y luciendo tatuajes, presenciaron desde los techos de las viviendas la representación.
En la representación
Una niña, llamada Vanesa, de 7 años de edad, se soltó de la mano de sus abuelos y se perdió, pero fue
encontrada por los elementos de Seguridad Pública y Protección Civil 5 minutos después.
4 personas sufrieron mareos por el calor.
CD. LERDO
Se unen en oración
La serie de actos que recuerdan la Pasión y Muerte de Cristo tienen un solo objetivo: Que todos tengamos
los mismos sentimientos de amor y sacrificio que Él experimentó hacia los demás. Con este mensaje y una invitación a los católicos a la reflexión, el párroco de la iglesia del Sagrado Corazón, Rubén
González, abrió la escenificación del Vía Crucis que en esta ciudad lleva 22 años realizándose.
Los exhortó también a ahondar en el misterio infinito del amor que Cristo profesó hacia los demás, como un ejemplo de lo que no debe perderse en la convivencia con las personas más cercanas.
En esta ocasión, se contó con la participación entusiasta de unas 50 personas que desde enero, dedicaron
parte de su tiempo a ensayos y preparación de diálogos y vestuario, pero sobre todo, de compromiso
espiritual.
Para Juan Carlos Hernández, quien lleva nueve años interpretando el papel de Jesucristo, es una experiencia grata que sin embargo, le deja una lucha interior constante que lo invita a ser mejor persona.
“No me siento digno para representar el papel de Jesucristo, creo que he cometido muchos errores, pero a la vez pienso que es una oportunidad para mejorar y no volverlos a cometer”, expresó minutos
antes de subir al templete que se instaló en la plaza principal, frente a la parroquia. De ahí partió el recorrido hacia la iglesia de Guadalupe, mejor conocida como la Del Cerrito en la colonia San Isidro,
donde se llevó a cabo la crucifixión. Juan Carlos tuvo que llevar en todo el trayecto, la pesada cruz sobre
sus hombros, que para él es “el mismo peso de mis pecados y en estos momentos es cuando más me pesan”. Dijo que este acto debe ser motivo para que la gente “nos unamos más en oración, sobre todo por las situaciones que estamos viviendo como sociedad”. Para la realización del Vía Crucis, se montó
todo un dispositivo de vigilancia y seguridad a cargo de elementos de la Policía Preventiva, Tránsito y
Vialidad y Cruz Roja, así como otras corporaciones, con la finalidad de prevenir y atender incidentes.
Según organizadores, se estimaba contar con la asistencia de cuatro mil a cinco personas durante el trayecto.
En números
El Vía Crucis abarcó un recorrido aproximado a los 2 mil 800 metros.
La cruz tiene un peso de 15 a 20 kilogramos.
Se estimó una asistencia entre 4 mil y 5 mil personas.
Es el Vía Crucis número 22.
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