El Señor hizo los cielos y la tierra, e hizo el mar.
Luego hizo algo mejor: llenó el mar, los cielos y la tierra con criaturas vivas: peces, aves, animales de todas las especies.
En seguida hizo algo mejor: creó al hombre.
Después hizo algo aún mejor: creó a la mujer.
Y finalmente, al último, creó lo mejor de todo: hizo a la madre.
El Espíritu le preguntó al Señor:
-¿Por qué hiciste a la madre?
A su vez el Señor le preguntó al Espíritu:
-¿Acaso tengo Yo mil ojos, o mil manos, o mil brazos, o un corazón del tamaño de mil corazones?
-No -le contestó el Espíritu-. No tienes nada de eso.
Dijo entonces el Señor:
-Las madres sí lo tienen. Cada una tiene mil ojos para mirar por dónde van sus hijos, y mil manos para cuidarlos, y mil brazos para acunarlos en ellos, y un corazón del tamaño de mil corazones para amarlos. Por eso hice a las madres; porque tienen algo que ni siquiera Yo puedo tener.
¡Hasta mañana!..