En el portal donde nació Jesús había un buey y una mulita.
Por ellos el portal fue menos frío: aquellas mansas criaturas le dieron su calor al Sol que nació en medio de la oscuridad.
Cuando llegaron los Magos la mulita y el buey miraron con asombro al elefante. Jamás habían contemplado tamaña maravilla.
-¡Qué grande es! -exclamó el buey-. ¡Qué majestuoso! A su lado ¡qué pequeños y humildes somos tú y yo, y qué insignificantes!
-Es cierto -admitió la mulita-. Pero lo pequeño es más fuerte que lo grande; y hay en los débiles una fortaleza que los poderosos no tienen. Mira: alguna vez el elefante estará en vías de extinción, por su marfil. Nosotros, que no tenemos marfil, nunca nos extinguiremos.
El buey supo que lo que decía la mulita era verdad. Y se sintió muy fuerte. Tan fuerte como un buey.
¡Hasta mañana!..